Sensualidad y magia en Guayaquil

DELEITE. El público vibró con sus canciones más movidas y recordó también las más románticas.
DELEITE. El público vibró con sus canciones más movidas y recordó también las más románticas.

El estadio Alberto Spencer se estremeció con el concierto de la colombiana en su gira ‘El Dorado’.

Redacción GUAYAQUIL

Las puertas del estadio Alberto Spencer se abrieron desde las 17:00 y los asistentes no tuvieron que hacer ‘plantonera’ para entrar. Pero, una vez dentro, la espera para ver a Shakira en Guayaquil fue ‘eterna’.

El escenario vio a un público fiel, que para la ocasión se envolvió de accesorios característicos de la barranquillera: cintillos, caderines…

La ecuatoriana Naiza abrió el show, pasadas las 20:00. Su reto fue encender a un público impaciente. Tras la presentación de la artista, las luces se apagaron por varios minutos y se escuchaban silbidos. El público pedía a la protagonista de la noche.

Un elegante montaje abstracto, con líneas multicolores que producían efectos visuales ‘op art’ (arte óptico), una descarga de confetis dorados, fuegos artificiales a los costados y sobre el escenario, dieron la bienvenida a Shakira, a las 21:15.

“¡Buenas noches Guayaquil!” fue el ‘grito de guerra’ de la colombiana para abrir con un mix de sus primeras canciones: ‘¿Dónde estás corazón?’ y ‘Estoy aquí’. Shakira lució de negro: botines, pantalón licra con franjas transparentes, una blusa de brillos con la estampa de un tigre. Seis músicos la acompañaron.

El aullido de un lobo dio paso a uno de sus temas más seductores, ‘Loba’, donde la intérprete, atada a una silla, ejerció un sensual baile que envolvía al público.

“Qué emoción estar aquí, qué lindo tenerlos cerca”, dijo y continúo con ‘Si te vas’, ‘Me enamoré’ (canción en honor a Gerard Piqué) y ‘Perro fiel’. En cada interpretación la ‘Shaki’ despilfarraba sensualidad. Sus rizos dorados jugaban con las luces de colores y al vaivén de sus enérgicos movimientos de cadera.

La artista se tomó un momento para empuñar la guitarra eléctrica e interpretar ‘Inevitable’ seguido de ‘Chantaje’, proyectando su lado más urbano, sin cesar los quiebres y ‘caderazos’ de un lado a otro.

EL DATO
La artista se despidió a las 23:00, subida en ‘La Bicicleta’ y rodeada de papelillos y juego de luces. Los fuegos artificiales avivaban el ambiente. Dos anillos gigantes, en ambos costados del escenario, la proyectaban en todas sus etapas, desde niña, con cabello negro, estilo roquero, hasta rubia con rizos. “Guayaquil, ha pasado mucho tiempo y estoy aquí por ese cariño y amistad de muchos años. Gracias por darme el lujo de estar aquí”.

Shakira demostró que ni los años ni la maternidad le han hecho perder un ápice de sensualidad. Un breve video sobre la naturaleza la develó con una máscara oriental, top, falda larga y caderines, haciendo una larga danza del vientre a ritmo de ‘Suerte’. El público estaba más que prendido.

Las luces se volvieron a apagar para dar lugar al tercer cambio. Volvió a lucir un traje negro, pero más atrevido. “Te queremos, Shakira, te queremos” gritaban los asistentes. Ella respondió: “Yo también los quiero”… ‘Amarillo’, en honor al desaparecido Gustavo Cerati, y ‘La tortura’, con un baile robotizado, no podían faltar.

Vino después una Shakira más romántica con ‘Antología’, que la llevó a sentarse al filo de la pasarela junto a sus músicos, regalando un momento más intimo.

‘Can’t remember to forget’, ‘Loca con mi tigre’ y ‘Rabiosa’ volvieron a poner al público de pie. La noche se tornó mundialista, los hits ‘Waka waka’ (Sudáfrica 2010) y ‘La la la la ‘ (Brasil 2014) llevaron a los asistentes al clímax. Shakira desbordaba por todo el escenario con una falda de plumajes deshilachada. (JCL)

FRASE

Guayaquil, ha pasado mucho tiempo y estoy aquí por ese cariño y amistad de muchos años. Gracias por darme el lujo de estar aquí”. Shakira. CANTANTE