Boza fue despedido con honores

Redacción QUEVEDO

Decenas de jinetes vistiendo sus trajes, sombreros y botas acompañaron el féretro donde reposaban los restos de Tomas Elías Boza Jácome, el abogado que murió al caer de uno de estos equinos y posteriormente ser pateado por el mismo.

La música ranchera le ponía tono al ambiente fúnebre durante la caminata. En medio de la multitud el rostro de Julieta Jácome, madre de Tomas, dejaba caer las lágrimas y junto a ella un grupo de mujeres dándole apoyo.

Un poco más atrás decenas de personas caminaban presurosos rumbo a la iglesia San José en donde se tenía previsto llevar a cabo una misa en su honor.

Sin embargo, al llegar a la calle Jaime Roldós y 23 ava, en la parroquia Viva Alfaro, fueron interceptados por un grupo de jóvenes quienes con señas desviaron a la caravana y la hicieron ingresar a la calle Sucre. Allí la familia Morán-Jácome le tenía listo un homenaje.

Ante la mirada atenta de los presentes un grupo de jóvenes colocaron una especie de soporte metálico donde fue colocado el féretro de Boza. Minutos después la música ‘El Rey’, entonada por Vicente Fernández irrumpió en el ambiente.

Allí los jinetes decidieron hacer acrobacias con sus ejemplares frente a la caja de Boza. Cerca de ellos varios curiosos sacaron sus teléfonos celulares y empezaron a registrar en videos todo lo ocurrido.

Media hora después los rugidos de varias motocicletas alertaban que el féretro salía del sitio junto a los corceles y sus familiares. Su cuerpo fue sepultado ayer en la tarde en el cementerio General de Quevedo. (MZA)

Presidente del club de caballistas

Geovanny Macías, secretario del Club de caballistas Ciudad del Río, lamentó lo ocurrido con Tomas Boza, quien era el presidente.

Según Macías, la muerte de Boza ocurrió cuando trataba de hacer varias labores con un caballo brioso (bravo), lo que hizo que le lanzara al piso y posteriormente lo golpeara.

Un amante del fútbol y los caballos

Jhon Boza, primo de la víctima, detalló que él fue el único de los hijos de la familia Boza-Jácome que decidió seguir la vida del campo junto a su abuelo. “De allí le nació el amor por los caballos”, recalca.

Con gran nostalgia recordó que durante su juventud alentó al Deportivo Quevedo siendo un hincha a muerte hasta el último momento.

Años después, Boza habría decido dejar el campo y se radicó junto a sus padres en la parroquia Siete de Octubre de donde tomó la iniciativa de estudiar jurisprudencia.