Trampantojo

Kléber Mantilla Cisneros

Sin enfrentar a la justicia, desde Bélgica, Correa dice que el país vive una crisis económica inducida y sostiene que el objetivo es llegar a la ‘muerte cruzada’. Esto es la facultad del poder Ejecutivo de disolver el Legislativo y convocar a elecciones, según el artículo 148 de la Constitución de Montecristi, la cual consolidó el hiperpresidencialismo del correato como una enfermedad.

Fiscalía, Contraloría, las superintendencias, el sistema de justicia, la Policía y Fuerzas Armadas tienen que reinventarse institucionalmente para cumplir con sus funciones. Las conexiones con el narcotráfico y la venta de armas a grupos mafiosos son hechos preocupantes que delatan el sistema heredado.

Sin embargo, el reto está en transparentar el sector público para no caer en la privatización improvisada de bienes y servicios. Anular leyes represoras. Es inaudito que las cárceles estén pobladas de inocentes. Por eso faltan cifras sobre el costo de reparar proyectos hidrocarburíferos fallidos, despejar el endeudamiento con China, depurar los sistemas informáticos para evitar el ‘hackeo’ durante elecciones y tratar de institucionalizar las Cortes.

Correa sorprende en las redes cuando presenta datos del Banco Central y reafirma que su pelea es contra la prensa y pide que el nuevo CNE demuestre el ‘fraude’ de 2017. Reconoce la delincuencia de Ramiro González a cargo del IESS y del contralor Carlos Pólit pero no menciona el caso de su primo, Pedro Delgado, ni la farsa contada alrededor del bochornoso 30 de Septiembre de 2010.

Como un trampantojo, una ilusión óptica o trampa con la que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo distinto, pide la lista de sobornados de Odebrecht y se autodenomina ‘perseguido’.

Olvida la venta irregular de petróleo a empresas chinas y tailandesas. Ni una palabra sobre Nicolás Maduro y por qué no se refugió en Venezuela o Cuba pero sí pinta atracos bancarios y defraudación tributaria a sus enemigos en paisajes inhóspitos en una superficie que simula una imagen real. ¿Cuántos confían aún en el caudillo?

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