‘Vender periódicos me salvó la vida’

OFICIO. Jorge Álvarez es considerado una persona jovial y compresiva.
OFICIO. Jorge Álvarez es considerado una persona jovial y compresiva.

‘Un canillita hasta las cachas’, así etiquetan los clientes a Jorge Álvarez cada vez que lo ven correr con los periódicos para alcanzar los buses que circulan por la avenida Guayaquil, en San Camilo. Y es que su edad no le impide para nada realizar este oficio todas las mañanas.

Los diez años que lleva en el mismo puesto le permiten conocer bien a cada uno de sus clientes. “Veo a las personas y conductores de lejos y ya voy recogiendo el diario que desean llevar, porque los conozco a todos. Me piden dos a tres periódicos”, dice.

Jorgito, como le dicen sus amigos, es de Ambato pero se considera quevedeño de corazón. “Llegué muy niño, a la edad de 5 años, prácticamente soy de Quevedo, aunque mi identificación diga lo contrario”, expresa.

La vida lo ha llevado por muchos caminos, desde muy joven empezó a lustrar zapatos, luego se encargó de una panadería, hasta llegar a fundar un negocio. “Era un negocio propio, pero tuve una recaída fuerte, y no fue más”, comenta.

Sin embargo, dice que el oficio de vender periódicos fue una salvación de por vida, desde entonces no le ha gustado otro trabajo. “Alguien me dijo: ‘Póngase a vender periódicos’ y aquí estoy. Este negocio es mi vida, el comienzo fue duro, pero luego me gustó y ahora no lo puedo dejar”, expresó.

“A partir de las 4:30 ya estoy instalado en mi puesto con una taza de café entre las manos”.Desde entonces, Jorge se levanta diariamente a las 3:30 de la mañana para dirigirse al Cuerpo de Bomberos de Quevedo, dónde se reparten los periódicos a nivel local y nacional. “A partir de las 4:30 ya estoy instalado en mi puesto con una taza de café entre las manos, esperando a mi clientela”, manifiesta.

Con el grito de: “¡La Hora, Extra, El Comercio!”, personas se acercan a su quiosco para hacerle la compra. Buses y autos también paran en la esquina y él corre para alcanzarlos y entregarles la información. “Lo que realmente me gusta de esto es conocer gente, me llena de felicidad, a veces converso con unos y peleo con otros de las noticias que acontecen en el país”, expresa.

De las incontables anécdotas que ha cosechado en el transcurso de los años como canillita, jamás olvidará cuando un desconocido se le acercó para contarle ‘sus penas’. “Yo creo que estaba borracho, y se sentía cabizbajo, intenté consolarlo, usted sabe que a esa hora un domingo cualquier cosa puede pasar”, dijo.

Jorge manifiesta que debido a la tecnología últimamente las ventas han sido muy bajas, no recuerda que un comprador menor de 25 años sea habitual. “Llegan más personas mayores y de toda clase social a comprar. Los jóvenes ahora se informan con el Internet y no profundizan”, expresó.

Sus clientes lo conocen como una persona jovial y divertida, que siempre tiene algo que contar, además sabe escuchar bien las peticiones de los demás. “Siempre trato de dar lo mejor a mis clientes, de todas maneras este negocio es mi supervivencia diaria”, finalizó. (EHL)