Sicarios motorizados matan a dos personas

Operativo. La Policía hizo un allanamiento tras los asesinatos.
Operativo. La Policía hizo un allanamiento tras los asesinatos.
Asesinato. En la calle Camilo Ponce y Tercera, de la 20 de Febrero.
Asesinato. En la calle Camilo Ponce y Tercera, de la 20 de Febrero.
Traslado. Los cuerpos quedaron acribillados en el local.
Traslado. Los cuerpos quedaron acribillados en el local.
Susto. Un supuesto hombre armado causó susto entre la gente.
Susto. Un supuesto hombre armado causó susto entre la gente.
Autopsia. Hasta la morgue llegaron los familiares.
Autopsia. Hasta la morgue llegaron los familiares.
Evidencia. Este era el vehículo en el que iba a una víctima.
Evidencia. Este era el vehículo en el que iba a una víctima.
Operativo. La Policía hizo un allanamiento tras los asesinatos.
Operativo. La Policía hizo un allanamiento tras los asesinatos.

QUEVEDO

Faltaban 30 minutos para las 14:00, cuando ayer el alto parlante de una tricimoto que vendía legumbres, le alertaba su llegada a los habitantes de la calle Camilo Ponce y Tercera, de la cooperativa 20 de Febrero perteneciente a la parroquia Venus del Río Quevedo.

Un minuto después, todo quedó en silencio, por lo que algunas amas de casa pensaron que el comerciante había pasado sin detenerse en la esquina, como era su costumbre.

Y es que Manuel Abelardo Ordoñez había decidido ingresar hasta la barbería ‘Los Chamos’ para cortarse el cabello.

Los minutos transcurrían y la calma del sector se vio alterada por las múltiples detonaciones de un arma de fuego. Algunos creían que era un motociclista haciendo sus típicas piruetas y ruidos con el acelerador.

Al asomarse a las ventanas observaron cuando dos sujetos escapaban a toda velocidad en una moto. El acompañante llevaba un revólver en su mano.

Tras los gritos de varias mujeres que decían: “¡el chamo fue asesinado!”. La calle se volvió una marea humana. Fue en cuestión de segundos cuando decenas de personas llegaron para comprobar un doble asesinato.

Delito

Uno de los cuerpos estaba en el portal de un edificio; aquel era Isnael Beltrán Tiamo Calzadilla, un venezolano que hace dos años había llegado hasta Quevedo con su esposa Geraldina Velásquez, en búsqueda de mejores días.

Su cuerpo estaba boca arriba y tenía varias heridas producidas por los impactos de arma de fuego. Según Criminalística, eran cinco en total.

A pocos metros de él, yacía el cuerpo de una segunda víctima: era su cliente Manuel Abelardo Ordoñez, el legumbrero, un hombre que hace 18 años aproximadamente había estado detenido en la cárcel de Quevedo pero que se dedicaba últimamente al comercio.

A él, según la Policía, le fueron encontrados cuatro impactos de bala, pero aún no se determinaban cuántos eran de entrada y salida.

Mientras la Policía hacía la toma de evidencias y vestigios para tratar de esclarecer el crimen, un grupo de personas arribó asegurando ser familiares de Manuel Ordoñez.

Allí con los ojos llorosos estaba Mercedes Pastuzin, una conocida comerciante de alitas asadas, quien tuvo que ser auxiliada ya que al ver a su hijo muerto casi se desmaya.

Según la mujer, el asesinato se trató de un error, ya que al momento del levantamiento solamente le entregaron una billetera con los documentos. “El canguro con la plata y el celular, desaparecieron”, dijo.

Ambas víctimas fueron llevadas a bordo de una camioneta policial hasta la morgue de Quevedo. Allí fueron ingresados en espera de la autopsia y aunque ambos habían sido víctimas del mismo antisocial, las dos familias siempre se mantuvieron alejadas, cada una con su dolor.

El cuerpo de Ordoñez, a quien dijeron conocerlo como ‘Mamelo’, fue llevado hasta el sector 12 de Octubre, en el centro del cantón Quevedo, para ser velado. Es este sitio lo esperaban sus cinco hijos, aún menores de edad, quienes vieron por última vez a su padre la mañana de ayer en horas del desayuno. (MZA)