¿Qué más hace falta?

Ugo Stornaiolo

Los noticieros refieren a diario los hallazgos de la corrupción en la década del terror. Descubrimientos que, por ser muchos, dejaron de llamar la atención. Como si se hubiera perdido la sensibilidad sobre algo que debería indignar y llamar a la acción.

No sorprende que existan informaciones sobre los casos Arroz Verde o Majano y los involucrados, los mismos: Alvarados, Patiño, Galo Mora, Baroja, Pabón, Glas, Correa, Mera, entre otros. No importa, y es curioso, que los fondos cobrados vía impuestos para reconstruir Manabí tras el terremoto de 2016 se usaron en obras de poca monta, campañas de comunicación y “motivación” y en beneficio de contratistas “avispados”, amigos de la “revolución”.

No sorprende, tampoco, que el modus operandi sea similar. Los vivos de la cúpula encargaban a funcionarios de rango inferior que pidan dinero en efectivo a los aportantes de campaña o se obligó vía tributos a los contribuyentes. Los cuadernos de la exasesora y exjueza Pamela Martínez solo muestran la desconfianza existente.

No asombra que los personajes de marras respondan desde el exilio o mediante atentos abogados defensores, que son perseguidos políticos, que no conocen a quienes los denuncian o que les tenían envidia, entre otras tonterías.
Triste constatar que los ecuatorianos se habituaron a las noticias sobre los hurtos del correísmo -ahora del morenismo- sin sonrojarse. Tampoco extraña la fugaz alianza para salvar de la censura a la excanciller Espinoza, movida por supuestos chantajes “de angas y de Mangas”, y generar plataforma política a la saliente presidenta de la Asamblea de la ONU que termina su beca en Nueva York (financiada con impuestos de los ecuatorianos).

Las campañas políticas cuestan de acuerdo al cargo que se busca. Pero indigna que los políticos consideren a los ecuatorianos como distraídos o ciegos. Las elecciones de 2021 se acercan y muchos de estos personajes de mala reputación querrán volver para salvar sus bolsillos. El presidente dijo en mayo, sobre la financiación de las campañas: “Si ustedes se hacen los tontos, yo me hago el pendejo”. ¿De quiénes hablaba?

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