¿Quién ha dicho que las mujeres no son buenas conductoras?

CONDUCTORA. La babahoyense Marisol Escobar se muestra orgullosa de su oficio.
CONDUCTORA. La babahoyense Marisol Escobar se muestra orgullosa de su oficio.

Marisol Escobar demuestra que las féminas también hacen buena mención a la profesión de chofer.

El oficio de chofer no es para nada sencillo, más aún cuando es una mujer la que se encuentra tras el volante.

Así lo entiende Marisol Nelly Escobar Vite, quien diariamente se enfrenta a diferentes riesgos cuando debe abordar su unidad de taxi registrada en la Cooperativa Río Babahoyo, para cumplir con una faena que es poco habitual en mujeres.

Ya son seis años los que lleva conduciendo su unidad, en una larga jornada que arranca desde las 07:00 a 14:00 el primer intervalo y, de 18:00 a hasta las 01:00 aproximadamente.

Seguridad

Aunque hay de quienes tienen arraigada la popular frase “mujer al volante, peligro constante”, la fémina de 55 años no lo ve para nada así, puesto que durante todo el tiempo que lleva conduciendo, no ha tenido mayores percances, pues antes de salir siempre se encomienda a Dios.

Y es que, por contrario, la babahoyense muestra a sus pasajeros seguridad y confianza mientras maneja su unidad, puesto que, a diferencia a otros conductores, ella respeta las señales de tránsito y los límites de velocidad permitidos. “Las mujeres al volante somos más mesuradas y prudentes. Los hombres casi siempre andan al apuro y eso no lleva a nada bueno. Nosotras las mujeres somos más seguras (entre risas)”, comenta.

Por la seguridad que profesa tener, es que Escobar se ha ganado el cariño, respeto y consideración de muchas personas, que con el paso de los años se han convertido en sus clientes y la llaman con toda frecuencia para que los movilice de un lado a otro, incluso fuera de la ciudad.

Detalles

Como toda una mujer precavida, también se abstiene de ingresar a sitios de la ciudad conocidos como ‘zonas calientes’, pues entiende que, por su condición de mujer, hay personas que muchas veces tratan de aprovecharse.

No obstante, el ser una mujer taxista, también la condiciona a ciertas desventajas, pues cuando hay parejas que suben hasta su vehículo amarillo para ir a lugares íntimos, pero cuando se fijan que es una mujer la que conduce, muestran cierto grado de timidez y en ocasiones hasta vergüenza.

Cuenta que muchas veces se ha visto pretendida por pasajeros, pero ella como una mujer decente les pone un alto. “Inteligentemente hay que saberlos ubicar”, refiere la conductora, quien además es madre y esposa.

Marisol se muestra orgullosa de pertenecer a la clase amarilla y también al grupo de profesionales del volante, por lo que, en esta fecha especial, conmemorativa para los ‘duros del volante’, extiende su saludo fervoroso y los motiva a llevar la profesión con altura y responsabilidad. (NDA)