Tiene 15 perros en su poder. Vive y duerme con ellos. Su esposa lo abandonó y vivió duros momentos.
Redacción QUEVEDO.
El ‘gua-gua’ de más de una docena de perros alertan a quienes pasan por la general sur del estadio Siete de Octubre y es que allí, en una pequeña bodega, está su casa, un lugar que encontraron tras ser abandonados.
Su cuidador o ‘padre humano’, es Jorge Cirilo Herrera, un antiguo boxeador que le dio un sinnúmero de glorias a Los Ríos y que le formó el carácter y que ahora tiene 80 años de edad acuesta.
Con paciencia, bondad y cariño el hombre cuida de sus canes a quien los identifica con diferentes nombres. E incluso uno de ellos se llama Jorge, igual que él.
Atención
Detalla que algunos lo consideran ‘loco’, porque es un amante de los perros pero menciona que no es así, que su locura nada tiene que ver con los sentimientos a estos seres. “Yo entre más conozco a los humanos, más amo a mis perros”.
“Ellos no tienen maldad. Usted los puede retar, gritar, insultar y luego los llama por su nombre y ellos vienen moviendo sus colitas dispuestos a darles amor”, asegura mientras acaricia a dos de sus nuevas crías.
Con su característica risa detalla que los perros tienen cuatro cualidades que desde que tuvo cinco años de edad pudo descubrir en las mascotas y lo conquistaron.
“Son obedientes, leales, no son vengativos y tienen fidelidad. Y le puedo seguir enumerando sus cualidades pero los seres humanos no les tenemos respeto ya que ellos fueron creados primero que nosotros por eso debemos cuidarlos y no maltratarlos”, detalló.
Cuidados
‘Don Herrera’ cree que tiene ‘ángeles’ en su alrededor que lo ayudan en su labor pues detalla que hay un veterinario quien sin pedir nada a cambio atiende a las mascotas cuando se encuentran enfermos; mientras que, otros amigos le regalan comida.
Las mascotas llegan hasta su hogar tras ser abandonados por sus propios dueños. Con tristeza dice que no comprende el corazón de los humanos pues hay días en los que se levanta y al abrir la puerta encuentra uno o dos perros botados.
Ahí es cuando empieza su trabajo de nuevo. Primero los revisa para saber qué es lo que tienen, luego los embarca en su bicicleta y los coloca en una canasta metálica que lleva adelante y la siguiente parada es el veterinario.
Tras recibir atención médica los regresa a lo que será su nuevo hogar y allí los alimenta, los hace familiarizarse con el resto de sus perros y así pasan sus días. “Yo espero algún que alguien me entienda”, resalta
Y es que con tristeza cuenta que en una ocasión su esposa le dijo que se decidiera por ella o una de sus perras “y obviamente elegí a mi perra”. Desde ahí su esposa se fue de la casa pero por desgracia la perra por la que apostó y decidió dejarlo todo, fue envenenada.
Hoy, al celebrarse el Día Mundial del Perro, hace un llamado a la ciudadanía para que se conduelan de ellos y si los encuentran en la calle no los maltraten sino que más bien les tienda la mano “porque ellos sabrán agradecerles”. (MZA)