Caminando junto al Divino Niño

TRADICIÓN. Decenas de devotos portan la imagen del niño amado, durante todo el trayecto.
TRADICIÓN. Decenas de devotos portan la imagen del niño amado, durante todo el trayecto.
TRADICIÓN. Decenas de devotos portan la imagen del niño amado, durante todo el trayecto.
TRADICIÓN. Decenas de devotos portan la imagen del niño amado, durante todo el trayecto.

Redacción QUEVEDO

Ni el incandescente sol pudo opacar la voluntad de quienes asistieron a la procesión en honor a los 20 años de presencia del Divino Niño en Quevedo.

Y es que desde la iglesia Santísima Trinidad, en la parroquia El Guayacán, partió ayer el recorrido que avanzó por las principales calles de la ciudad, hasta arribar al Santuario que lleva su nombre ubicado en la parroquia San Camilo.

Allí posteriormente se realizó una misa dirigida por el monseñor Skiper Yánez, obispo de la Diócesis de Babahoyo. Al finalizar, en la noche se hizo la quema de castillos y los juegos pirotécnicos pintaron el cielo de colores.

Tradición en la fe

El devoto Byron Parrales comentó que anteriormente desde la ciudad de Daule traían la imagen del Divino Niño para realizar las fiestas en su honor. “Pero hace 20 años donaron el busto del Divino Niño aquí a la parroquia, y desde ahí empezamos a realizar el pregón y cada día las personas se fueron sumando más y más”, recordó Parrales.

Digna Solís, quien ha caminado por 17 años junto a la imagen del niño, entre lágrimas daba gracias por los favores recibidos.

“Hace como cinco meses atrás a mi nieto lo salvó. Con devoción le pido a él que siempre derrame bendiciones para mi familia y para todos”, expresó.

Mientras que José Gregorio Pacheco acompañaba por primera vez a su esposa a la peregrinación. Comentó que asiste para pedirle al niño amado por la salud de su hijo.

“Mi hijo tiene una enfermedad, le voy a pedir que me cure a mi niño. Por eso ya van dos años que mi esposa viste a mi hijo con la vestimenta del niño divino”, recalcó.

Por su parte, Juana Álvarez caminó por las calientes calles de la ciudad sin zapatos. Dijo que no sentía dolor porque el Divino Niño la cuidaba. “Estoy cumpliendo con una promesa. Hace tres años hice el mismo ofrecimiento y se cumplió lo que pedí”, aseguró Álvarez. (PPC)