Eliot Weinberger o la fe en el lenguaje

OBRA. Weinberger es un escritor, traductor y antólogo estadounidense, renovador del ensayo literario.
OBRA. Weinberger es un escritor, traductor y antólogo estadounidense, renovador del ensayo literario.

Pablo Echeverría

En Estados Unidos el nacimiento de Eliot Weinberger significó la muerte del ensayo.

Para Weinberger (1949) el ensayo es un espacio de exploración de la poesía, la narrativa y la historia. Su propuesta busca desentender al tema del género escritural, para reconocer en la voz poética el peso de la fuente bibliográfica. No por ello deja de lado la veracidad de sus fuentes, más bien las adapta para que el lector de historia, de ensayo, o el obsesivo de lo verificable, se tire hacia atrás en sus brazos, entendiendo por un momento uno de los roles de la ficción: la confianza.

En obras como ‘Lo que oí de Iraq’, ‘Rastros Kármicos’ o ‘Algo elemental’, el ensayo muere para dar paso a la imaginación y por consiguiente a la fe. ¿No se trata de eso la escritura al final? ¿De tener fe en el lenguaje?

El poeta peruano Mario Montalbetti dice que Homero tuvo fe y se convenció de que le retorció el pescuezo al lenguaje para que cantara la cólera de Aquiles; Garcilaso estaba convencido de que su soneto XXIII hablaba de la fugacidad de la belleza; Melville con su ballena o Dostoievski con su Idiota, tuvieron fe en el lenguaje. Weinberger también la tiene y propone con sus ensayos construirle un hábitat al argumento. Sin importar el tema entiende el mundo a través de la poesía, pues la insoportable literalidad de la magia y el mito solo pueden estremecernos si, de algún modo, pensamos que son una mentira.

En ‘Algo elemental’ se recorren sociedades tan antiguas como la de los Nazca, revelada en las llanuras que para sus habitantes eran las páginas inmensas de un mundo al que entendían como escritura.

En la obra hay lugar para el Tigre de Mysore o el de Blake, para los kalulis o los chochines, para los rituales del Imperio Azteca o los de la China del siglo II. Pero más que nada hay lugar para los recuerdos y la verdad, a pesar de ser estas tan dolorosas como extrañas.

‘Algo elemental’ no abarca solo la exploración del ensayo y sus condiciones poéticas, sino también el aporte de Weinberger a la traducción de textos, pues la inmensidad del mundo se hace de diferentes lenguajes que aún nos resta trasladar.

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