¿Por qué Dios mío?

DESGRACIA. En la casa de la familia Olivo se vivieron momentos de dolor. Su abuela, Olga Artiaga, no reponerse del hecho.
DESGRACIA. En la casa de la familia Olivo se vivieron momentos de dolor. Su abuela, Olga Artiaga, no reponerse del hecho.

Redacción QUEVEDO

Olga Artiaga había hecho su oración en la iglesia donde recibe culto los lunes por la tarde, cuando un familiar llegó para avisarle que su nieto Carlos O., de 16 años, se había ahogado en una poza de agua, que se encuentra sobre el
anillo vial en la vía a Buena Fe.

De inmediato su mirada se elevó hacía el altar para preguntar “¿Por qué Dios mío?, si acabo de orarte para pedirte por la salud de mi familia”; sin embargo, tras un corto silencio comprendió que “es la ley de la vida”.

Después de despedirse de sus hermanos evangélicos, salió corriendo rumbo a su hogar ubicado en la lotización Las Rosas, perteneciente a la parroquia Venus del Río Quevedo, donde sus familiares le
confirmaron lo ocurrido.

Aun así, se negaba a creer lo que decían ya que dos horas antes había visto a su ‘Negrito’, como le decía a su nieto, en el portal de su vivienda y hasta la despidió con un beso como
lo hacía de costumbre.

No obstante, casi al atardecer, su hijo, Carlos Alberto O., llegó a la casa con el cadáver del joven, donde asegura que “vio caerse el mundo”. Con dolor, la mujer contó que el menor había salido a las 14:00 hasta la casa de un familiar, donde dejó a su hermano menor y luego se fue con unos amigos al río, pero allí al parecer sufrió un calambre
y se hundió en la poza.

“Los amigos con los que fue hasta ese lugar al ver la desgracia, lo dejaron abandonado y llegaron llorando hasta el sector de la cancha, donde le contaron a uno de mis hijos lo que había ocurrido”, relató la mujer.

De acuerdo con agentes de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida y Muertes Violentas, tras el levantamiento del cadáver no encontraron huellas de violencia, por lo que se confirmaba la muerte por sumersión, es decir ahogamiento.

El menor era alumno del colegio Eloy Alfaro, ubicado al norte del cantón Quevedo, y soñaba con ser artista. “Le encantaba oír a ese señor Anuel AA (cantante puertorriqueño de reggaetón, rap y trap). Siempre decía que quería acabar el colegio para dedicarse a la música”,
lamentó la mujer. (MZA)