El hombre de las ‘manos milagrosas’

SOBADOR. El experimentado hombre realiza su trabajo cerca del UPC que está en el Malecón.
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SOBADOR. El experimentado hombre realiza su trabajo cerca del UPC que está en el Malecón.
SOBADOR. El experimentado hombre realiza su trabajo cerca del UPC que está en el Malecón.

Felipe Gómez posee la habilidad de poder aliviar los dolores mediante su tarea de sobador.

Redacción BABAHOYO.

No hay problema relacionado con los tendones, que puedan resistirse a las creativas y aliviadoras manos de Felipe Horacio Gómez Quinto.

Y es que, desde pequeñas zafaduras en los dedos, hasta complejos e insoportables dolores de columna, son atendidos satisfactoriamente por este experimentado sobador babahoyense.

Cuenta que, desde hace 11 años aproximadamente, viene desarrollando esta labor, la cual le ha permitido darse a conocer, no solo en la capital fluminense, sino también en otras ciudades. “Vienen desde otros cantones para que yo los sobe, porque saben que soy muy profesional en lo que hago”, dijo.

Horarios de trabajo

Gómez manifiesta que se convirtió en sobador de una manera innata, pues empezó sobándole a amigos y familiares, descubriendo así, la habilidad que tenía en sus manos para curar a otras personas de sus lesiones o zafaduras.

“Gracias a la inteligencia, perseverancia, dedicación y a la sabiduría que Dios me ha dado, he hecho de esto un trabajo al cual le he dedicado mucho tiempo durante los últimos ocho años”, expresó.

Su faena diaria de labores contempla dos jornadas. La primera inicia de 08:00 a 11:00, mientras que la segunda va de 13:00 a 15:30; es decir que son cinco horas y media que dedica todos los días a su oficio.

Experiencia de vida

Por otra parte, Gómez cuenta que uno de los motivos por el cual se centró de lleno en sobar, fue porque pudo experimentar de manera personal, las bondades de esta habilidad.

Y es que asegura que fue víctima de un derrame, pero hoy en día, gracias al Todopoderoso y a las técnicas de sobada, pudo recuperar la movilidad en todo su cuerpo, a tal punto que volvió a ser una persona activa y normal físicamente.

“Mientras que los médicos no me daban muchas esperanzas de que volviera a ser como antes, fue a través de sobadas en mis articulaciones y músculos, pude curarme. Por eso me considero como un ejemplo para todos mis clientes, que mediante las sobaduras se puede mejorar”, relató.

Por ello, manifiesta que en la actualidad cierta parte de la población aún confía en este método tradicional de rehabilitación a los tendones.

Características

Para Gómez, las características que debería de tener un sobador, consiste en saber mover bien los dedos, buscar los tendones y descubrir dónde se encuentra la fractura, porque muchas veces el daño no precisamente está solo en la parte inflamada, sino que más bien, surge desde otra zona.

Entre sus clientes más frecuentes, registra a personas que practican algún deporte, puesto que ellos son los más expuesto a sufrir lesiones en distintas partes de su cuerpo.

Además, lo único que utiliza para sobar, es la vaselina para, pues esta suave sustancia permite cuidar el bienestar el músculo. “Prefiero la vaselina porque si utilizo alguna otra pomada muy fuerte, puedo incluso llega a dañar los ligamentos del paciente, siempre y cuando este se llegase a mojar”, explica.

Los costos van desde 5 dólares (por una zafadura) y varía hasta los 20 dólares, cuando el trabajo debe realizarse en todo el cuerpo, principalmente en la columna.

“Cuando se trata de una lesión mínima, no le cobro nada a las personas”, puntualizó Gómez, a quien puede encontrárselo en el Malecón de Babahoyo a la altura de la calle Calderón, o en su domicilio ubicado en la calle Vargas Machuca y la J. (TRP)

Felipe Gómez posee la habilidad de poder aliviar los dolores mediante su tarea de sobador.

Redacción BABAHOYO.

No hay problema relacionado con los tendones, que puedan resistirse a las creativas y aliviadoras manos de Felipe Horacio Gómez Quinto.

Y es que, desde pequeñas zafaduras en los dedos, hasta complejos e insoportables dolores de columna, son atendidos satisfactoriamente por este experimentado sobador babahoyense.

Cuenta que, desde hace 11 años aproximadamente, viene desarrollando esta labor, la cual le ha permitido darse a conocer, no solo en la capital fluminense, sino también en otras ciudades. “Vienen desde otros cantones para que yo los sobe, porque saben que soy muy profesional en lo que hago”, dijo.

Horarios de trabajo

Gómez manifiesta que se convirtió en sobador de una manera innata, pues empezó sobándole a amigos y familiares, descubriendo así, la habilidad que tenía en sus manos para curar a otras personas de sus lesiones o zafaduras.

“Gracias a la inteligencia, perseverancia, dedicación y a la sabiduría que Dios me ha dado, he hecho de esto un trabajo al cual le he dedicado mucho tiempo durante los últimos ocho años”, expresó.

Su faena diaria de labores contempla dos jornadas. La primera inicia de 08:00 a 11:00, mientras que la segunda va de 13:00 a 15:30; es decir que son cinco horas y media que dedica todos los días a su oficio.

Experiencia de vida

Por otra parte, Gómez cuenta que uno de los motivos por el cual se centró de lleno en sobar, fue porque pudo experimentar de manera personal, las bondades de esta habilidad.

Y es que asegura que fue víctima de un derrame, pero hoy en día, gracias al Todopoderoso y a las técnicas de sobada, pudo recuperar la movilidad en todo su cuerpo, a tal punto que volvió a ser una persona activa y normal físicamente.

“Mientras que los médicos no me daban muchas esperanzas de que volviera a ser como antes, fue a través de sobadas en mis articulaciones y músculos, pude curarme. Por eso me considero como un ejemplo para todos mis clientes, que mediante las sobaduras se puede mejorar”, relató.

Por ello, manifiesta que en la actualidad cierta parte de la población aún confía en este método tradicional de rehabilitación a los tendones.

Características

Para Gómez, las características que debería de tener un sobador, consiste en saber mover bien los dedos, buscar los tendones y descubrir dónde se encuentra la fractura, porque muchas veces el daño no precisamente está solo en la parte inflamada, sino que más bien, surge desde otra zona.

Entre sus clientes más frecuentes, registra a personas que practican algún deporte, puesto que ellos son los más expuesto a sufrir lesiones en distintas partes de su cuerpo.

Además, lo único que utiliza para sobar, es la vaselina para, pues esta suave sustancia permite cuidar el bienestar el músculo. “Prefiero la vaselina porque si utilizo alguna otra pomada muy fuerte, puedo incluso llega a dañar los ligamentos del paciente, siempre y cuando este se llegase a mojar”, explica.

Los costos van desde 5 dólares (por una zafadura) y varía hasta los 20 dólares, cuando el trabajo debe realizarse en todo el cuerpo, principalmente en la columna.

“Cuando se trata de una lesión mínima, no le cobro nada a las personas”, puntualizó Gómez, a quien puede encontrárselo en el Malecón de Babahoyo a la altura de la calle Calderón, o en su domicilio ubicado en la calle Vargas Machuca y la J. (TRP)

Felipe Gómez posee la habilidad de poder aliviar los dolores mediante su tarea de sobador.

Redacción BABAHOYO.

No hay problema relacionado con los tendones, que puedan resistirse a las creativas y aliviadoras manos de Felipe Horacio Gómez Quinto.

Y es que, desde pequeñas zafaduras en los dedos, hasta complejos e insoportables dolores de columna, son atendidos satisfactoriamente por este experimentado sobador babahoyense.

Cuenta que, desde hace 11 años aproximadamente, viene desarrollando esta labor, la cual le ha permitido darse a conocer, no solo en la capital fluminense, sino también en otras ciudades. “Vienen desde otros cantones para que yo los sobe, porque saben que soy muy profesional en lo que hago”, dijo.

Horarios de trabajo

Gómez manifiesta que se convirtió en sobador de una manera innata, pues empezó sobándole a amigos y familiares, descubriendo así, la habilidad que tenía en sus manos para curar a otras personas de sus lesiones o zafaduras.

“Gracias a la inteligencia, perseverancia, dedicación y a la sabiduría que Dios me ha dado, he hecho de esto un trabajo al cual le he dedicado mucho tiempo durante los últimos ocho años”, expresó.

Su faena diaria de labores contempla dos jornadas. La primera inicia de 08:00 a 11:00, mientras que la segunda va de 13:00 a 15:30; es decir que son cinco horas y media que dedica todos los días a su oficio.

Experiencia de vida

Por otra parte, Gómez cuenta que uno de los motivos por el cual se centró de lleno en sobar, fue porque pudo experimentar de manera personal, las bondades de esta habilidad.

Y es que asegura que fue víctima de un derrame, pero hoy en día, gracias al Todopoderoso y a las técnicas de sobada, pudo recuperar la movilidad en todo su cuerpo, a tal punto que volvió a ser una persona activa y normal físicamente.

“Mientras que los médicos no me daban muchas esperanzas de que volviera a ser como antes, fue a través de sobadas en mis articulaciones y músculos, pude curarme. Por eso me considero como un ejemplo para todos mis clientes, que mediante las sobaduras se puede mejorar”, relató.

Por ello, manifiesta que en la actualidad cierta parte de la población aún confía en este método tradicional de rehabilitación a los tendones.

Características

Para Gómez, las características que debería de tener un sobador, consiste en saber mover bien los dedos, buscar los tendones y descubrir dónde se encuentra la fractura, porque muchas veces el daño no precisamente está solo en la parte inflamada, sino que más bien, surge desde otra zona.

Entre sus clientes más frecuentes, registra a personas que practican algún deporte, puesto que ellos son los más expuesto a sufrir lesiones en distintas partes de su cuerpo.

Además, lo único que utiliza para sobar, es la vaselina para, pues esta suave sustancia permite cuidar el bienestar el músculo. “Prefiero la vaselina porque si utilizo alguna otra pomada muy fuerte, puedo incluso llega a dañar los ligamentos del paciente, siempre y cuando este se llegase a mojar”, explica.

Los costos van desde 5 dólares (por una zafadura) y varía hasta los 20 dólares, cuando el trabajo debe realizarse en todo el cuerpo, principalmente en la columna.

“Cuando se trata de una lesión mínima, no le cobro nada a las personas”, puntualizó Gómez, a quien puede encontrárselo en el Malecón de Babahoyo a la altura de la calle Calderón, o en su domicilio ubicado en la calle Vargas Machuca y la J. (TRP)

Felipe Gómez posee la habilidad de poder aliviar los dolores mediante su tarea de sobador.

Redacción BABAHOYO.

No hay problema relacionado con los tendones, que puedan resistirse a las creativas y aliviadoras manos de Felipe Horacio Gómez Quinto.

Y es que, desde pequeñas zafaduras en los dedos, hasta complejos e insoportables dolores de columna, son atendidos satisfactoriamente por este experimentado sobador babahoyense.

Cuenta que, desde hace 11 años aproximadamente, viene desarrollando esta labor, la cual le ha permitido darse a conocer, no solo en la capital fluminense, sino también en otras ciudades. “Vienen desde otros cantones para que yo los sobe, porque saben que soy muy profesional en lo que hago”, dijo.

Horarios de trabajo

Gómez manifiesta que se convirtió en sobador de una manera innata, pues empezó sobándole a amigos y familiares, descubriendo así, la habilidad que tenía en sus manos para curar a otras personas de sus lesiones o zafaduras.

“Gracias a la inteligencia, perseverancia, dedicación y a la sabiduría que Dios me ha dado, he hecho de esto un trabajo al cual le he dedicado mucho tiempo durante los últimos ocho años”, expresó.

Su faena diaria de labores contempla dos jornadas. La primera inicia de 08:00 a 11:00, mientras que la segunda va de 13:00 a 15:30; es decir que son cinco horas y media que dedica todos los días a su oficio.

Experiencia de vida

Por otra parte, Gómez cuenta que uno de los motivos por el cual se centró de lleno en sobar, fue porque pudo experimentar de manera personal, las bondades de esta habilidad.

Y es que asegura que fue víctima de un derrame, pero hoy en día, gracias al Todopoderoso y a las técnicas de sobada, pudo recuperar la movilidad en todo su cuerpo, a tal punto que volvió a ser una persona activa y normal físicamente.

“Mientras que los médicos no me daban muchas esperanzas de que volviera a ser como antes, fue a través de sobadas en mis articulaciones y músculos, pude curarme. Por eso me considero como un ejemplo para todos mis clientes, que mediante las sobaduras se puede mejorar”, relató.

Por ello, manifiesta que en la actualidad cierta parte de la población aún confía en este método tradicional de rehabilitación a los tendones.

Características

Para Gómez, las características que debería de tener un sobador, consiste en saber mover bien los dedos, buscar los tendones y descubrir dónde se encuentra la fractura, porque muchas veces el daño no precisamente está solo en la parte inflamada, sino que más bien, surge desde otra zona.

Entre sus clientes más frecuentes, registra a personas que practican algún deporte, puesto que ellos son los más expuesto a sufrir lesiones en distintas partes de su cuerpo.

Además, lo único que utiliza para sobar, es la vaselina para, pues esta suave sustancia permite cuidar el bienestar el músculo. “Prefiero la vaselina porque si utilizo alguna otra pomada muy fuerte, puedo incluso llega a dañar los ligamentos del paciente, siempre y cuando este se llegase a mojar”, explica.

Los costos van desde 5 dólares (por una zafadura) y varía hasta los 20 dólares, cuando el trabajo debe realizarse en todo el cuerpo, principalmente en la columna.

“Cuando se trata de una lesión mínima, no le cobro nada a las personas”, puntualizó Gómez, a quien puede encontrárselo en el Malecón de Babahoyo a la altura de la calle Calderón, o en su domicilio ubicado en la calle Vargas Machuca y la J. (TRP)