Una recordada ‘exgloria’ del fútbol

DELICIAS. Desde que se retiró del fútbol, Galo Zapatier se dedica al negocio de la comida.
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Redacción QUEVEDO

Muchos lo recuerdan. Otros han escuchado su nombre de quienes lo vieron alguna vez jugar y que en su retina está considerado como una ‘leyenda’ del fútbol quevedeño y riosense.

Galo Zapatier García es una de las figuras históricas del Deportivo Quevedo de antaño, aquel ‘ídolo riosense’ de gloria, que cautivó a todos con sus hazañas en el campo de juego.

Esta exfigura, empezó a jugar profesionalmente a los 26 años de edad en el club Pacharaco, allá por 1977. Recuerda que aquel año fue Deportivo Quevedo el equipo que clasificó al fútbol profesional ecuatoriano. El equipo ‘rojiazul’ en aquel entonces era dirigido por el chileno Farías, quien pidió contar con los servicios de Zapatier en su plantel.

De aquella ‘dorada’ generación de jugadores recuerda a Ceulo Ortiz, Manuel Dolores Villegas, ‘Tarzán’ Espinoza, Jesús Llerena, Ramón Álava, Teófilo Jiménez, Lorenzo Klínger, Pedro Pablo Perlaza, Kléver Torres, Humberto Cotto, Jesús Meza, Galo Calderón, Lorenzo Quiñónez, el paraguayo Vinicio Aranda, los brasileños Zé Carlos y Durasí Da Silva y el peruano Arrunaga.“En el fútbol se hace cada vez más amigos”, dijo sonriente Zapatier.

Recuerda el gol olímpico que hizo en el estadio Siete de Octubre a Liga de Portoviejo en 1978. “Faltaban segundos para que finalice el partido y con ese gol ganamos”, recordó.

El fútbol en la actualidad ‘Galito’, como es conocido cariñosamente, considera que el fútbol de la actualidad es más profesional.

“En el tiempo de nosotros no habían las escuelas de fútbol. Ahora las hay por doquier. Los que salimos a jugar fútbol profesional lo aprendimos en la calle”, recuerda don Galo, añadiendo que en la actualidad es notorio el progreso del fútbol ecuatoriano, ya que muchos de los futbolistas nacionales juegan en las grandes ligas a nivel mundial.

“El Deportivo Quevedo siempre fue un ídolo, fue el equipo más querido de la provincia. Los quevedeños que han vivido con su historia lo tenemos dentro de la sangre y del corazón”, dijo el célebre exjugador quevedeño, quien por siete temporadas vistió la camiseta ‘rojiazul’.

Su vida personal

Don Galo, siendo un adolescente, se enamoró a temprana edad, aproximadamente a los 15 años. Actualmente, a sus 64 años dice tener más de cuatro décadas junto a su señora esposa, Laura Vera Aspiazu, con quien procreó a cuatro hijos: Enma, Olga, Galo y Laura Zapatier Vera. Tiene 14 nietos y cinco bisnietos.

Su familia, muy unida, trabaja junto a él en un negocio de comidas matutinas en la calle Octava entre Bolívar y Malecón, donde ofrece chanfaina, tallarines, guatitas y más platos.

“En etapa madura de nuestras vidas, hay que trabajar por los nuevos hijos, que son los nietos”, expresó don Galo, quien a raíz de su retiro del fútbol, en 1985, se dedicó a la venta de mariscos.

Luego su esposa decidió trabajar en un negocio familiar de comidas, lo cual genera sustento e ingresos a la familia.

“Yo nunca me dediqué a vivir de lo que fui. No me da vergüenza, estoy vendiendo un plato de comida en la calle honradamente y eso es lo que les enseño a mis hijos para que sigan adelante y vivir una vida sin complejos”, dijo Galo Zapatier, quien va observar el ‘peloteo’ de vez en cuando, ya que no puede jugar debido a que sufrió de artrosis severa, y tuvo que operarse en algún momento. No deja de agradecer a Ivonne Calderón, quien le consiguió una partida en el Consejo Provincial de Los Ríos, hace aproximadamente cinco años para la operación.

Su platillo

Uno de los banquetes que se ofertan todas las mañanas en el Malecón y Novena es la deliciosa chanfaina. Un plato que se prepara con las vísceras, patas y cuero del chancho lo que para muchos clientes es un ‘manjar’ al momento de desayunar.

Uno de los promotores en la preparación de esta chanfaina es Galo Zapatier, quien ahora lleva medio siglo cocinando esta delicia, lo que ya se ha vuelto en un ícono de la gastronomía de la localidad.

Hace 50 años llegó desde el cantón Vinces, Julio Aspiazu, suegro de Zapatier, quien abrió su primer negocio de chanfaina en el malecón de Quevedo. El secreto del sabor se lo heredó con la finalidad de que se siga manteniendo esta tradición y así se deleiten los paladares de los quevedeños con un banquete, que ya es parte del arte culinario en la localidad.

Zapatier se dedica a vender la chanfaina todos los días sin perder la esencia y el sabor que la caracteriza, tanto así que le ha tocado mandar sus platos a Estados Unidos, Panamá y al Medio Oriente, donde personas reconocen que este sabor es uno de los mejores. (JVV)

Redacción QUEVEDO

Muchos lo recuerdan. Otros han escuchado su nombre de quienes lo vieron alguna vez jugar y que en su retina está considerado como una ‘leyenda’ del fútbol quevedeño y riosense.

Galo Zapatier García es una de las figuras históricas del Deportivo Quevedo de antaño, aquel ‘ídolo riosense’ de gloria, que cautivó a todos con sus hazañas en el campo de juego.

Esta exfigura, empezó a jugar profesionalmente a los 26 años de edad en el club Pacharaco, allá por 1977. Recuerda que aquel año fue Deportivo Quevedo el equipo que clasificó al fútbol profesional ecuatoriano. El equipo ‘rojiazul’ en aquel entonces era dirigido por el chileno Farías, quien pidió contar con los servicios de Zapatier en su plantel.

De aquella ‘dorada’ generación de jugadores recuerda a Ceulo Ortiz, Manuel Dolores Villegas, ‘Tarzán’ Espinoza, Jesús Llerena, Ramón Álava, Teófilo Jiménez, Lorenzo Klínger, Pedro Pablo Perlaza, Kléver Torres, Humberto Cotto, Jesús Meza, Galo Calderón, Lorenzo Quiñónez, el paraguayo Vinicio Aranda, los brasileños Zé Carlos y Durasí Da Silva y el peruano Arrunaga.“En el fútbol se hace cada vez más amigos”, dijo sonriente Zapatier.

Recuerda el gol olímpico que hizo en el estadio Siete de Octubre a Liga de Portoviejo en 1978. “Faltaban segundos para que finalice el partido y con ese gol ganamos”, recordó.

El fútbol en la actualidad ‘Galito’, como es conocido cariñosamente, considera que el fútbol de la actualidad es más profesional.

“En el tiempo de nosotros no habían las escuelas de fútbol. Ahora las hay por doquier. Los que salimos a jugar fútbol profesional lo aprendimos en la calle”, recuerda don Galo, añadiendo que en la actualidad es notorio el progreso del fútbol ecuatoriano, ya que muchos de los futbolistas nacionales juegan en las grandes ligas a nivel mundial.

“El Deportivo Quevedo siempre fue un ídolo, fue el equipo más querido de la provincia. Los quevedeños que han vivido con su historia lo tenemos dentro de la sangre y del corazón”, dijo el célebre exjugador quevedeño, quien por siete temporadas vistió la camiseta ‘rojiazul’.

Su vida personal

Don Galo, siendo un adolescente, se enamoró a temprana edad, aproximadamente a los 15 años. Actualmente, a sus 64 años dice tener más de cuatro décadas junto a su señora esposa, Laura Vera Aspiazu, con quien procreó a cuatro hijos: Enma, Olga, Galo y Laura Zapatier Vera. Tiene 14 nietos y cinco bisnietos.

Su familia, muy unida, trabaja junto a él en un negocio de comidas matutinas en la calle Octava entre Bolívar y Malecón, donde ofrece chanfaina, tallarines, guatitas y más platos.

“En etapa madura de nuestras vidas, hay que trabajar por los nuevos hijos, que son los nietos”, expresó don Galo, quien a raíz de su retiro del fútbol, en 1985, se dedicó a la venta de mariscos.

Luego su esposa decidió trabajar en un negocio familiar de comidas, lo cual genera sustento e ingresos a la familia.

“Yo nunca me dediqué a vivir de lo que fui. No me da vergüenza, estoy vendiendo un plato de comida en la calle honradamente y eso es lo que les enseño a mis hijos para que sigan adelante y vivir una vida sin complejos”, dijo Galo Zapatier, quien va observar el ‘peloteo’ de vez en cuando, ya que no puede jugar debido a que sufrió de artrosis severa, y tuvo que operarse en algún momento. No deja de agradecer a Ivonne Calderón, quien le consiguió una partida en el Consejo Provincial de Los Ríos, hace aproximadamente cinco años para la operación.

Su platillo

Uno de los banquetes que se ofertan todas las mañanas en el Malecón y Novena es la deliciosa chanfaina. Un plato que se prepara con las vísceras, patas y cuero del chancho lo que para muchos clientes es un ‘manjar’ al momento de desayunar.

Uno de los promotores en la preparación de esta chanfaina es Galo Zapatier, quien ahora lleva medio siglo cocinando esta delicia, lo que ya se ha vuelto en un ícono de la gastronomía de la localidad.

Hace 50 años llegó desde el cantón Vinces, Julio Aspiazu, suegro de Zapatier, quien abrió su primer negocio de chanfaina en el malecón de Quevedo. El secreto del sabor se lo heredó con la finalidad de que se siga manteniendo esta tradición y así se deleiten los paladares de los quevedeños con un banquete, que ya es parte del arte culinario en la localidad.

Zapatier se dedica a vender la chanfaina todos los días sin perder la esencia y el sabor que la caracteriza, tanto así que le ha tocado mandar sus platos a Estados Unidos, Panamá y al Medio Oriente, donde personas reconocen que este sabor es uno de los mejores. (JVV)

Redacción QUEVEDO

Muchos lo recuerdan. Otros han escuchado su nombre de quienes lo vieron alguna vez jugar y que en su retina está considerado como una ‘leyenda’ del fútbol quevedeño y riosense.

Galo Zapatier García es una de las figuras históricas del Deportivo Quevedo de antaño, aquel ‘ídolo riosense’ de gloria, que cautivó a todos con sus hazañas en el campo de juego.

Esta exfigura, empezó a jugar profesionalmente a los 26 años de edad en el club Pacharaco, allá por 1977. Recuerda que aquel año fue Deportivo Quevedo el equipo que clasificó al fútbol profesional ecuatoriano. El equipo ‘rojiazul’ en aquel entonces era dirigido por el chileno Farías, quien pidió contar con los servicios de Zapatier en su plantel.

De aquella ‘dorada’ generación de jugadores recuerda a Ceulo Ortiz, Manuel Dolores Villegas, ‘Tarzán’ Espinoza, Jesús Llerena, Ramón Álava, Teófilo Jiménez, Lorenzo Klínger, Pedro Pablo Perlaza, Kléver Torres, Humberto Cotto, Jesús Meza, Galo Calderón, Lorenzo Quiñónez, el paraguayo Vinicio Aranda, los brasileños Zé Carlos y Durasí Da Silva y el peruano Arrunaga.“En el fútbol se hace cada vez más amigos”, dijo sonriente Zapatier.

Recuerda el gol olímpico que hizo en el estadio Siete de Octubre a Liga de Portoviejo en 1978. “Faltaban segundos para que finalice el partido y con ese gol ganamos”, recordó.

El fútbol en la actualidad ‘Galito’, como es conocido cariñosamente, considera que el fútbol de la actualidad es más profesional.

“En el tiempo de nosotros no habían las escuelas de fútbol. Ahora las hay por doquier. Los que salimos a jugar fútbol profesional lo aprendimos en la calle”, recuerda don Galo, añadiendo que en la actualidad es notorio el progreso del fútbol ecuatoriano, ya que muchos de los futbolistas nacionales juegan en las grandes ligas a nivel mundial.

“El Deportivo Quevedo siempre fue un ídolo, fue el equipo más querido de la provincia. Los quevedeños que han vivido con su historia lo tenemos dentro de la sangre y del corazón”, dijo el célebre exjugador quevedeño, quien por siete temporadas vistió la camiseta ‘rojiazul’.

Su vida personal

Don Galo, siendo un adolescente, se enamoró a temprana edad, aproximadamente a los 15 años. Actualmente, a sus 64 años dice tener más de cuatro décadas junto a su señora esposa, Laura Vera Aspiazu, con quien procreó a cuatro hijos: Enma, Olga, Galo y Laura Zapatier Vera. Tiene 14 nietos y cinco bisnietos.

Su familia, muy unida, trabaja junto a él en un negocio de comidas matutinas en la calle Octava entre Bolívar y Malecón, donde ofrece chanfaina, tallarines, guatitas y más platos.

“En etapa madura de nuestras vidas, hay que trabajar por los nuevos hijos, que son los nietos”, expresó don Galo, quien a raíz de su retiro del fútbol, en 1985, se dedicó a la venta de mariscos.

Luego su esposa decidió trabajar en un negocio familiar de comidas, lo cual genera sustento e ingresos a la familia.

“Yo nunca me dediqué a vivir de lo que fui. No me da vergüenza, estoy vendiendo un plato de comida en la calle honradamente y eso es lo que les enseño a mis hijos para que sigan adelante y vivir una vida sin complejos”, dijo Galo Zapatier, quien va observar el ‘peloteo’ de vez en cuando, ya que no puede jugar debido a que sufrió de artrosis severa, y tuvo que operarse en algún momento. No deja de agradecer a Ivonne Calderón, quien le consiguió una partida en el Consejo Provincial de Los Ríos, hace aproximadamente cinco años para la operación.

Su platillo

Uno de los banquetes que se ofertan todas las mañanas en el Malecón y Novena es la deliciosa chanfaina. Un plato que se prepara con las vísceras, patas y cuero del chancho lo que para muchos clientes es un ‘manjar’ al momento de desayunar.

Uno de los promotores en la preparación de esta chanfaina es Galo Zapatier, quien ahora lleva medio siglo cocinando esta delicia, lo que ya se ha vuelto en un ícono de la gastronomía de la localidad.

Hace 50 años llegó desde el cantón Vinces, Julio Aspiazu, suegro de Zapatier, quien abrió su primer negocio de chanfaina en el malecón de Quevedo. El secreto del sabor se lo heredó con la finalidad de que se siga manteniendo esta tradición y así se deleiten los paladares de los quevedeños con un banquete, que ya es parte del arte culinario en la localidad.

Zapatier se dedica a vender la chanfaina todos los días sin perder la esencia y el sabor que la caracteriza, tanto así que le ha tocado mandar sus platos a Estados Unidos, Panamá y al Medio Oriente, donde personas reconocen que este sabor es uno de los mejores. (JVV)

Redacción QUEVEDO

Muchos lo recuerdan. Otros han escuchado su nombre de quienes lo vieron alguna vez jugar y que en su retina está considerado como una ‘leyenda’ del fútbol quevedeño y riosense.

Galo Zapatier García es una de las figuras históricas del Deportivo Quevedo de antaño, aquel ‘ídolo riosense’ de gloria, que cautivó a todos con sus hazañas en el campo de juego.

Esta exfigura, empezó a jugar profesionalmente a los 26 años de edad en el club Pacharaco, allá por 1977. Recuerda que aquel año fue Deportivo Quevedo el equipo que clasificó al fútbol profesional ecuatoriano. El equipo ‘rojiazul’ en aquel entonces era dirigido por el chileno Farías, quien pidió contar con los servicios de Zapatier en su plantel.

De aquella ‘dorada’ generación de jugadores recuerda a Ceulo Ortiz, Manuel Dolores Villegas, ‘Tarzán’ Espinoza, Jesús Llerena, Ramón Álava, Teófilo Jiménez, Lorenzo Klínger, Pedro Pablo Perlaza, Kléver Torres, Humberto Cotto, Jesús Meza, Galo Calderón, Lorenzo Quiñónez, el paraguayo Vinicio Aranda, los brasileños Zé Carlos y Durasí Da Silva y el peruano Arrunaga.“En el fútbol se hace cada vez más amigos”, dijo sonriente Zapatier.

Recuerda el gol olímpico que hizo en el estadio Siete de Octubre a Liga de Portoviejo en 1978. “Faltaban segundos para que finalice el partido y con ese gol ganamos”, recordó.

El fútbol en la actualidad ‘Galito’, como es conocido cariñosamente, considera que el fútbol de la actualidad es más profesional.

“En el tiempo de nosotros no habían las escuelas de fútbol. Ahora las hay por doquier. Los que salimos a jugar fútbol profesional lo aprendimos en la calle”, recuerda don Galo, añadiendo que en la actualidad es notorio el progreso del fútbol ecuatoriano, ya que muchos de los futbolistas nacionales juegan en las grandes ligas a nivel mundial.

“El Deportivo Quevedo siempre fue un ídolo, fue el equipo más querido de la provincia. Los quevedeños que han vivido con su historia lo tenemos dentro de la sangre y del corazón”, dijo el célebre exjugador quevedeño, quien por siete temporadas vistió la camiseta ‘rojiazul’.

Su vida personal

Don Galo, siendo un adolescente, se enamoró a temprana edad, aproximadamente a los 15 años. Actualmente, a sus 64 años dice tener más de cuatro décadas junto a su señora esposa, Laura Vera Aspiazu, con quien procreó a cuatro hijos: Enma, Olga, Galo y Laura Zapatier Vera. Tiene 14 nietos y cinco bisnietos.

Su familia, muy unida, trabaja junto a él en un negocio de comidas matutinas en la calle Octava entre Bolívar y Malecón, donde ofrece chanfaina, tallarines, guatitas y más platos.

“En etapa madura de nuestras vidas, hay que trabajar por los nuevos hijos, que son los nietos”, expresó don Galo, quien a raíz de su retiro del fútbol, en 1985, se dedicó a la venta de mariscos.

Luego su esposa decidió trabajar en un negocio familiar de comidas, lo cual genera sustento e ingresos a la familia.

“Yo nunca me dediqué a vivir de lo que fui. No me da vergüenza, estoy vendiendo un plato de comida en la calle honradamente y eso es lo que les enseño a mis hijos para que sigan adelante y vivir una vida sin complejos”, dijo Galo Zapatier, quien va observar el ‘peloteo’ de vez en cuando, ya que no puede jugar debido a que sufrió de artrosis severa, y tuvo que operarse en algún momento. No deja de agradecer a Ivonne Calderón, quien le consiguió una partida en el Consejo Provincial de Los Ríos, hace aproximadamente cinco años para la operación.

Su platillo

Uno de los banquetes que se ofertan todas las mañanas en el Malecón y Novena es la deliciosa chanfaina. Un plato que se prepara con las vísceras, patas y cuero del chancho lo que para muchos clientes es un ‘manjar’ al momento de desayunar.

Uno de los promotores en la preparación de esta chanfaina es Galo Zapatier, quien ahora lleva medio siglo cocinando esta delicia, lo que ya se ha vuelto en un ícono de la gastronomía de la localidad.

Hace 50 años llegó desde el cantón Vinces, Julio Aspiazu, suegro de Zapatier, quien abrió su primer negocio de chanfaina en el malecón de Quevedo. El secreto del sabor se lo heredó con la finalidad de que se siga manteniendo esta tradición y así se deleiten los paladares de los quevedeños con un banquete, que ya es parte del arte culinario en la localidad.

Zapatier se dedica a vender la chanfaina todos los días sin perder la esencia y el sabor que la caracteriza, tanto así que le ha tocado mandar sus platos a Estados Unidos, Panamá y al Medio Oriente, donde personas reconocen que este sabor es uno de los mejores. (JVV)