No perdamos de vista a Venezuela

Rosalía Arteaga Serrano

Parecería, en medio de la tumultuosa vida que nos ha tocado en suerte en estos días y semanas, que la situación de Venezuela ha pasado a un segundo plano dentro de las conversaciones y también en las redes sociales así como en los medios de comunicación tradicionales.

No podemos dejar que esto suceda; primero, por un espíritu de solidaridad con la tierra que ha dado a luz a los grandes libertadores que lucharon por la independencia de toda nuestra América Latina, pero también porque sabemos que mucho de lo que ocurre en nuestro continente tiene relación con lo que pasa en Venezuela.

La situación política, económica y social se sigue deteriorando en la patria de Bolívar, lo que impulsa, a pesar de las restricciones impuestas en varios países, a que los ciudadanos venezolanos sigan saliendo, arrostrando peligros y vejámenes, para escapar de una situación insostenible.

Los reportes hablan de hambruna generalizada, que afecta a la generalidad de la población, pero sobre todo al desarrollo físico y mental de la niñez, que se ve imposibilitada de acceder a los alimentos básicos que les proporcionen los nutrientes necesarios para su desarrollo cerebral.

La situación es catastrófica, los latinoamericanos y el mundo no podemos permanecer impasibles frente a lo que ocurre. La solidaridad con ese hermano pueblo no debe menguar, todo lo contrario, es preciso incrementarla y transformarla en hechos.

Hay que seguir presionando para la realización de elecciones limpias, bajo la observación de los organismos internacionales, así como la salida de un gobierno hambreador, corrupto y despótico, que tanto daño le hace a su propio país y que todavía pretende exportar el modelo al resto de países del continente.

[email protected]

Rosalía Arteaga Serrano

Parecería, en medio de la tumultuosa vida que nos ha tocado en suerte en estos días y semanas, que la situación de Venezuela ha pasado a un segundo plano dentro de las conversaciones y también en las redes sociales así como en los medios de comunicación tradicionales.

No podemos dejar que esto suceda; primero, por un espíritu de solidaridad con la tierra que ha dado a luz a los grandes libertadores que lucharon por la independencia de toda nuestra América Latina, pero también porque sabemos que mucho de lo que ocurre en nuestro continente tiene relación con lo que pasa en Venezuela.

La situación política, económica y social se sigue deteriorando en la patria de Bolívar, lo que impulsa, a pesar de las restricciones impuestas en varios países, a que los ciudadanos venezolanos sigan saliendo, arrostrando peligros y vejámenes, para escapar de una situación insostenible.

Los reportes hablan de hambruna generalizada, que afecta a la generalidad de la población, pero sobre todo al desarrollo físico y mental de la niñez, que se ve imposibilitada de acceder a los alimentos básicos que les proporcionen los nutrientes necesarios para su desarrollo cerebral.

La situación es catastrófica, los latinoamericanos y el mundo no podemos permanecer impasibles frente a lo que ocurre. La solidaridad con ese hermano pueblo no debe menguar, todo lo contrario, es preciso incrementarla y transformarla en hechos.

Hay que seguir presionando para la realización de elecciones limpias, bajo la observación de los organismos internacionales, así como la salida de un gobierno hambreador, corrupto y despótico, que tanto daño le hace a su propio país y que todavía pretende exportar el modelo al resto de países del continente.

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Parecería, en medio de la tumultuosa vida que nos ha tocado en suerte en estos días y semanas, que la situación de Venezuela ha pasado a un segundo plano dentro de las conversaciones y también en las redes sociales así como en los medios de comunicación tradicionales.

No podemos dejar que esto suceda; primero, por un espíritu de solidaridad con la tierra que ha dado a luz a los grandes libertadores que lucharon por la independencia de toda nuestra América Latina, pero también porque sabemos que mucho de lo que ocurre en nuestro continente tiene relación con lo que pasa en Venezuela.

La situación política, económica y social se sigue deteriorando en la patria de Bolívar, lo que impulsa, a pesar de las restricciones impuestas en varios países, a que los ciudadanos venezolanos sigan saliendo, arrostrando peligros y vejámenes, para escapar de una situación insostenible.

Los reportes hablan de hambruna generalizada, que afecta a la generalidad de la población, pero sobre todo al desarrollo físico y mental de la niñez, que se ve imposibilitada de acceder a los alimentos básicos que les proporcionen los nutrientes necesarios para su desarrollo cerebral.

La situación es catastrófica, los latinoamericanos y el mundo no podemos permanecer impasibles frente a lo que ocurre. La solidaridad con ese hermano pueblo no debe menguar, todo lo contrario, es preciso incrementarla y transformarla en hechos.

Hay que seguir presionando para la realización de elecciones limpias, bajo la observación de los organismos internacionales, así como la salida de un gobierno hambreador, corrupto y despótico, que tanto daño le hace a su propio país y que todavía pretende exportar el modelo al resto de países del continente.

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Rosalía Arteaga Serrano

Parecería, en medio de la tumultuosa vida que nos ha tocado en suerte en estos días y semanas, que la situación de Venezuela ha pasado a un segundo plano dentro de las conversaciones y también en las redes sociales así como en los medios de comunicación tradicionales.

No podemos dejar que esto suceda; primero, por un espíritu de solidaridad con la tierra que ha dado a luz a los grandes libertadores que lucharon por la independencia de toda nuestra América Latina, pero también porque sabemos que mucho de lo que ocurre en nuestro continente tiene relación con lo que pasa en Venezuela.

La situación política, económica y social se sigue deteriorando en la patria de Bolívar, lo que impulsa, a pesar de las restricciones impuestas en varios países, a que los ciudadanos venezolanos sigan saliendo, arrostrando peligros y vejámenes, para escapar de una situación insostenible.

Los reportes hablan de hambruna generalizada, que afecta a la generalidad de la población, pero sobre todo al desarrollo físico y mental de la niñez, que se ve imposibilitada de acceder a los alimentos básicos que les proporcionen los nutrientes necesarios para su desarrollo cerebral.

La situación es catastrófica, los latinoamericanos y el mundo no podemos permanecer impasibles frente a lo que ocurre. La solidaridad con ese hermano pueblo no debe menguar, todo lo contrario, es preciso incrementarla y transformarla en hechos.

Hay que seguir presionando para la realización de elecciones limpias, bajo la observación de los organismos internacionales, así como la salida de un gobierno hambreador, corrupto y despótico, que tanto daño le hace a su propio país y que todavía pretende exportar el modelo al resto de países del continente.

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