Psicopatología del poder

Desde que existe el poder jerárquico surgieron los magos de la política, que sin rubor ni temor dicen ser los elegidos para gobernar los Estados, liberándolos de las garras del capitalismo. Los problemas de personalidad que caracterizan a los dictadores generan su gusto por dar órdenes y mandar; es decir, es un síntoma de degradación social y deshumanización absoluta, a través del cual se busca anular la libertad de las personas que los eligen.

Cada ser humano nace con el mismo rango y estatus, ninguno se encuentra por encima de otro ni tiene el derecho innato para dar órdenes, como tampoco el deber de obedecerlas. Desde el nacimiento de la civilización, algunos gobernantes se hacían llamar a sí mismos, reyes o tiranos con una misión divina. El modelo piramidal de obedecer nace de una verticalidad patriarcal, monoteísta y egocéntrica decadente, donde el poder lo mantiene quien da órdenes. La jerarquía es un instinto de dominación y poder, generalmente malentendida por una minoría que demuestra un profundo complejo de inferioridad y ambición.

Cuando los seres humanos se sienten superiores a otros, nace la esclavitud y termina la libertad. El poder se convierte en una enfermedad mental donde predomina el instinto sobre la razón. Las personas que saben pensar no mandan ni obedecen, actúan de acuerdo con su propia voluntad y razonamiento. Dictadores como Hitler, Stalin, Franco, Hussein, Videla, Castro, Ortega, Chávez, Maduro, Correa, entre otros, son portadores de graves problemas de personalidad que sometieron al pueblo. Maquiavelo dice: “el Príncipe no puede tener ninguna moral si desea mantenerse en el poder”, “para gobernar no importa la sangre derramada ni la ignominia moral”.

La justicia y la salud mental afrontan una realidad en la que la falta de juicio y razón parten de experiencias delirantes y de una concepción falsa de la realidad que destruye países y personas. La psicosis o trastorno del pensamiento en su contenido es la alienación mental que percibe el mundo interno y externo de manera anormal, imposibilitando una actitud positiva para solucionar los problemas desde el poder.

Rodrigo Contero Peñafiel

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