¿Qué hizo Mahuad?

Es un lugar común en nuestro país que la justicia es para los de poncho. Pues la excepción es Jamil Mahuad, ex presidente de la República, quien ha tenido que virtualmente pasar refugiado 20 años en Estados Unidos esperando una histórica rectificación. La diferencia con otros exiliados de hecho es que este hombre ha honrado el cargo que ocupó, trabajando como docente de una gran universidad.

La última asamblea constituyente, por iniciativa del entonces presidente Rafael Correa, concedió amnistía a personajes públicos acusados de graves irregularidades, pero exceptuó a otros que no habían incurrido en estas infracciones por razones momentáneamente políticas o porque no gozaban de la simpatía del gobernante. Entre los deliberadamente excluidos estuvo Mahuad, que debió ser el primero que recibiera esta gracia.

¿Con qué derecho podría Correa y los suyos reclamar este beneficio de una futura y eventual asamblea constituyente o el indulto de una Asamblea Nacional o de quien sea presidente de la República, después del discrimen cometido contra Mahuad y por supuestos delitos que en el caso de Correa y sus ex colaboradores aparecen probados? Y, ¿de qué justicia pueden vanagloriarse esos jueces que contra toda evidencia se han empeñado en declarar culpable a Mahuad de ficticias acciones punibles, ignorando deliberadamente los excepcionales servicios que prestó al país desde la Presidencia?

Después de que se evidenció que esos jueces dictaban las sentencias con las que los ocupantes del Palacio de Carondelet querían escarmentar a quienes odiaban, suponer que entre estas víctimas estuvo Mahuad es lo elemental, pues no podían permitir el retorno al país de un líder político con méritos suficientes para oponerse a los abusos de la autocracia.

Ha pasado mucho tiempo desde que Mahuad tuvo que exiliarse, pero también la justicia tarda.

Milton Alava Ormaza

Catedrático de Derecho Público y Constitucional

Procurador General del Estado (1997-1998)

Defensor del Pueblo (1998-2003)