Los indígenas no son el problema

Muchos miembros del gobierno y afines celebran que en octubre no se hayan dado protestas similares a las del año pasado, cuando los indígenas se levantaron en contra de las pésimas decisiones económicas que se querían adoptar desde Carondelet.

Y, está claro que todos estamos felices de que no haya más caos en el país. Pero el problema no radica en los indígenas sino en las causas mismas que dan lugar a las protestas y al malcontento popular que aún hoy prevalece en todos los estratos de la población, pues el gobierno sigue con su inercia e inacción total.

Resulta evidente que la culpa de las protestas es de Lenín Moreno, por no ser capaz de dar soluciones a los problemas que enfrentamos todos los ecuatorianos.

Mientras el gobierno sigue mintiendo cínica y descaradamente, contándonos que ha generado puestos de trabajo, la gente sabe que más bien desde el sector estatal hubo la mayor cantidad de despidos o que la mal llamada Ley Humanitaria no ha logrado ayudar a la gente más necesitada.

Así que, en lugar de dar muestras de racismo y felicitarse por no tener otro octubre conflictivo y sangriento, mejor se preguntan si las causas de las protestas han sido eliminadas o si más bien siguen latentes y por esto la gente no quiere al Presidente.

En su momento se protestó porque se quería eliminar los subsidios a la gasolina y al diésel, hoy se protestaría por el alto índice de desempleo, porque la pobreza ha aumentado y porque las autoridades no saben ayudar al pueblo que ha sido dejado a la deriva en uno de los peores períodos históricos de la humanidad. No hubo ninguna ayuda y la situación podría ser peor si hubiese una segunda ola de Covid-19, pues el gobierno de todos no tiene UCI para nadie y no se ha preparado para lo que puede volver a ocurrir.

Lo único que hicieron gobierno y bancos fue darnos dos meses de gracia para dejarnos seguir viviendo años de desgracia. Penoso.

Los indígenas tuvieron y siguen teniendo la razón, pues hay situaciones de sobra para protestar frente a un gobierno inepto e indolente. Ellos siguen representando a la única fuerza popular que el Estado, por las buenas o las malas, sabe escuchar.

En cambio, ‘los superiores’ que todo saben, todo critican y además son racistas; esperemos sigan siendo los protagonistas de la política efímera e intrascendental pues han demostrado con creces que cuando llegan al poder abandonan a la ciudadanía.