Peligroso belicismo

La guerra sólo produce muerte y destrucción. En estos tiempos, un enfrentamiento bélico entre superpotencias significaría el fin de la humanidad envuelta en el polvo radiactivo y los hongos atómicos. No habrá vencedores ni vencidos. La IV Guerra Mundial será con piedras y palos, decía Alberto Einstein. Existe un peligroso belicismo.

Hay quienes propulsan nuevas guerras. Por ejemplo, las fuerzas de las derechas neofascistas-hitlerianas de Ucrania buscan un conflicto bélico con Rusia, con la soñada esperanza de que, iniciadas las acciones guerreristas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- junto a sus socios europeos y bajo el liderazgo militar de Estados Unidos, acudan en su ayuda, para ‘obligar’ a Rusia, la ‘devolución’ de la Península de Crimea y se firme un tratado de paz en la región de Donbás que incluye los óblast de Donetsk y Lugansk. Sume las provocaciones e incidentes de Estados Unidos contra Rusia y China, y el panorama es aterrador.

Si estallara el conflicto bélico y el caso fuese conocido por la Organización de Naciones Unidas, ¿cuál sería la posición de América Latina? ¿Tal vez los gobiernos de las derechas, incondicionales socios, y en realidad subordinados al imperio, votarían en favor de la guerra y apoyarían a la Casa Blanca y sus halcones? ¿Habrá gobiernos sensatos que condenen la guerra y proclamen la paz? Ecuador, por ejemplo, se ha declarado una República de paz; por tanto, es inimaginable que vote a favor de la guerra, en el supuesto que se llegara a esa instancia.

¿Quiénes estarían a favor de los neonazis-fascistas de Ucrania que provocan incidentes fronterizos? La península de Crimea es rusa tanto por historia como por disposición de su pueblo que decidió ser parte de Rusia. No hay algo más legítimo que la voz y voluntad de los pueblos.