¿Por qué no una mujer presidenta?

Las mujeres en el Ecuador representan el 55,5% de la población, las estadísticas presentan a la mujer con más índice de preparación en estudios superiores que los hombres, sin embargo, la pregunta es, ¿el cultural ecuatoriano concibe la idea de que una mujer pueda ser presidenta?.

En un país donde el 53,9% de mujeres han vivido violencia psicológica, de género o sexual según las estadísticas del INEC, materializándose en el diario vivir, asociando a la mujer con atributos más emocionales que intelectuales, más domésticos que profesionales, estos últimos demostrados en la crisis de pandemia.

Incluso, las mujeres han tendido a votar por hombres, haciendo certera la idea de que una mujer necesita más que preparación, ganas y fuerza para sobrevivir en un terreno dominado por hombres.

Ya lo escribió Sheryl Sandberg directora de operaciones en Facebook en su libro ‘Lean In’, que ofrece consejos a mujeres que aspiran a avanzar en su carrera y ser líderes, refiriéndose a que “para llegar a cargos o posiciones tradicionalmente conquistadas por hombres, se requiere, en el actual orden de las cosas, asemejarse a ellos”. Así mismo, lo dijo la expresidenta de Ecuador Rosalía Arteaga, “perdí la presidencia por ser mujer”; o Laura Chinchilla Miranda, expresidenta de Costa Rica, quien en una entrevista para el New York Times, expresó que, en el momento más bajo de su mandato se repetía la pregunta entre la ciudadanía, ‘¿Volvería usted a votar por una mujer?’, cuando ante el mandato de un varón, nunca nadie pregunta, “¿volvería a votar por un hombre?”

Los resultados demuestran el avance de las mujeres al acceso al poder, porque hoy existen más mujeres ocupando más cargos de poder que nunca antes.

Los espacios para las mujeres no solo deben quedarse en un papel como consagración de derechos; depende de nosotras conseguir ponerlo en práctica. A pesar de todo, las mujeres ecuatorianas y latinoamericanas ya saben que pueden ser presidentas, no hay porque dudar de ello, estén seguras que son poderosas, llenas de méritos y oportunidades por donde decidan elegir su camino en el mundo.

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