Bancos

La pandemia ha significado una profunda crisis económica. Si estábamos pésimo, ahora estamos lo siguiente. Según el INEC, casi siete de cada 10 trabajadores/as del país, tiene empleo inadecuado. Y entre marzo y septiembre de este año, se perdieron al menos 410 mil empleos formales.

En los discursos políticos, en estas circunstancias, se echa mano siempre de la idea del ‘país de emprendedores’. Es verdad que la economía ecuatoriana se sustenta en las pequeñas y medianas empresas, que aportan hasta el 70% del empleo en todos los sectores. Y, en vista de la pandemia y la pérdida de empleo, el comercio ha surgido, hoy más que nunca, como una alternativa de vida.

Es ahí donde el rol de la banca es transcendental. ¿Cómo puede haber emprendedores sin crédito? Imposible. Es una falencia estructural del país. Antes de la pandemia, solo el 10% de pequeñas y medianas empresas de Pichincha tenía acceso al crédito bancario; en Azuay, el 5%. Únicamente en Guayas había un 37%, que es igualmente bajo.

El sistema financiero no se ha compadecido. El costo del dinero en Ecuador es altísimo. El porcentaje de interés de un crédito comercial está entre el 11 y el 16%. Y en el microcrédito, se dispara hasta el 26%. Esto es peor cuando se compara con otros países. El crédito es mucho más económico en EE. UU. que en Ecuador: un préstamo hipotecario en Ecuador tiene un interés de al menos el 10%, mientras en EE. UU. del 2,5% (en tiempos de crisis llega al 0,5%). Seguro habrá quien explique tan descomunales diferencias, pero resulta incomprensible que las tasas no bajen significativamente en el momento actual, luego que en 2019 los depósitos crecieron al 7%, cuando se esperaba solo un 2%; y que la banca privada ganó 600 millones de dólares el año pasado, 60 millones más que en 2018.

Hay un candidato a presidente que es banquero. Hasta este momento no ha dicho ni una palabra de esto. Sí ha dicho, en cambio, que los ecuatorianos deben portar armas. Parece que quiere que el Ecuador se parezca en esto a EE. UU., más que en las tasas de interés. El mensaje es claro: búscate la vida como puedas, los banqueros no perderemos ni un solo centavo. Y que viva el emprendedurismo, pero de los que ya tienen dinero, claro.