Ecuador identifica 360 especies de aves en campaña de avistamiento en Yasuní

Su estruendoso trino, su atractivo y colorido plumaje, y las grandes bandadas que forman, han permitido a los especialistas identificar recientemente 360 especies de aves silvestres en el Parque Nacional Yasuní, una de las áreas más biodiversas de Ecuador y del planeta.

Una vez al año el Ministerio del Ambiente y Agua realiza el registro de las diferentes especies localizadas, alrededor de 600 desde 2016 en esta Reserva de la Biosfera designada por la Unesco en 1989, que abarca 2,7 millones de hectáreas.

El reconocimiento y conteo de las aves tiene por objetivo conocer su diversidad, promover el turismo e impulsar a la conservación de las poblaciones.

«El Yasuní es una de áreas donde más se puede observar la gran cantidad de especies de aves. En cualquier zona se puede monitorear alrededor de 80», indicó a Efe el técnico del área protegida, Javier Chamba.

La Reserva comprende el Parque Nacional Yasuní como su zona núcleo, el territorio de la comunidad indígena Waorani como su reserva étnica y la zona intangible Tagaeri Taromenane, según el Ministerio del Ambiente.

24 horas de seguimiento

Para la nueva campaña, un total de 59 guías, aficionados, guardaparques y técnicos recorrieron nueve rutas y tres circuitos establecidos para el avistamiento en un círculo imaginario de 20 kilómetros.

«Dentro del círculo de monitoreo se pudo registrar especies que fueron fotografiadas, observadas directamente o escuchadas», destacó Chamba sobre un trabajo que exige permanecer de vigilancia durante un turno único de 24 horas.

Los expertos pudieron distinguir 3.407 aves pertenecientes a 360 especies, y realizar el registro de cada una de ellas para futuras investigaciones.

Hasta ahora, en los cinco años de campaña, se han identificado unas 600 especies de aves, a un promedio anual de 431 especies, puntualizó el técnico del parque Yasuní.

La Amazona alinaranja y el Guacamayo ventrirrojo, son dos de las especies más vistas y fáciles de encontrar por su tamaño y características exóticas.

La primera es una lora que puede ser reconocida por «su plumaje verde y cachetes amarillos, por lo general se la encuentra en las copas de árboles», mientras que el guacamayo, «por el fuerte canto que tiene» y porque se asientan en el interior del bosque, indica Chamba.

Se suman a las especies más avistadas en la región amazónica ecuatoriana la Garcilla cebra y la Oropéndola dorsirrojiza.

El recuento tiene el objetivo de preservar la reserva e impulsar la conservación de las especies, aunque también sirve para la promoción turística en una zona con una gran riqueza de anfibios, aves, mamíferos y especies vegetales.

Potenciar la conservación

El censo de aves estuvo sujeto este año a las medidas de bioseguridad por la covid-19, en una operación avalada por la organización internacional Audubon Society de Estados Unidos.

Asimismo, contó con la facilitación del Organismo Civil Plumas del Yasuní, los municipios de Francisco de Orellana y Aguarico, las empresas públicas de Turismo de Orellana y el Museo Arqueológico y Centro Cultural de Orellana (Macco).

El recuento de las aves consistió en calcular y registrar las diferentes especies localizadas en las rutas establecidas, con el fin de hacer valoraciones de alcance regional.

Un registro que servirá también para la lucha contra la caza ilegal y el tráfico de especies silvestres desde esa zona, un problema de largo alcance para Ecuador que ha afectado a la flora y fauna del Yasuní.

Según el Ministerio de Ambiente, en 2018 sus funcionarios se incautaron de más de 3.000 especies en manos y lugares a los que no pertenecían.

Unas veces se trata de un desplazamiento inocente, debido a que los visitantes creen que pueden llevárselas del lugar como mascotas, pero otras, a tratantes que llegan a sacarlas del país de contrabando para venderlas en EEUU o Europa.

Chamba recordó que para combatir este fenómeno se han lanzado campañas con las que se busca hacer partícipe a la ciudadanía de la importancia de los recursos naturales e impedir que las especies sean extraídas de sus entornos.

«Mucha gente ya sabe cómo actuar al momento de presenciar este acto, se puede ayudar y rescatar», afirmó el técnico quien destacó la futura intención de hacer un estudio similar de monos y mariposas bajo la misma metodología aplicada a las aves.