En ciertos sectores de Ecuador urge el regreso a las aulas de clases

Acción. 34 comunidades indígenas firmaron un exhorto para que el COE nacional apruebe el retorno a clases presenciales en Pastaza.

En los pueblos indígenas, por ejemplo, hay escasa conectividad a internet. Expertas dicen que no se puede seguir condicionando a un aprendizaje con estragos.

El debate sobre reabrir o no las escuelas es constante. Por un lado, está el temor por los contagios de la Covid-19 y por otro, las faltas de garantías desde la virtualidad para que todos los niños y los jóvenes sean parte del sistema educativo.

Según cifras de Unicef, antes de la emergencia sanitaria, aproximadamente 268.000 niños, niñas y adolescentes ya estaban fuera del sistema educativo ecuatoriano y aproximadamente 187.277 tenían rezago escolar de más de dos años.

“La pandemia ha profundizado esta problemática”, señala la organización cuyas estimaciones detallan que, alrededor de 90.000 estudiantes estarían fuera del sistema educativo.

 Estragos en el futuro

 “Vemos a niños en parques, piscinas, centros comerciales, tiendas, buses y en otros espacios de gran riesgo por la afluencia de personas. Pero si hablamos de reabrir escuelas se pone el grito en el cielo, es comprensible pero no se les puede seguir condicionando a un aprendizaje con estragos a futuro”, dice Dayana Naranjo, experta en educación, quien señala que el plan piloto de retorno progresivo dio buenos resultados.

Para ella, las escuelas se convierten en espacios seguros porque involucran una burbuja social. “Es necesario un seguimiento exhaustivo de los casos, así como los reportes tempranos. Que un menor no asista ante el más mínimo síntoma de gripe o alergia. La misma Unicef ha dicho que los menores no pueden permitirse un año más sin refuerzo presencial”, agrega.

La parvularia Tania Mena concuerda y señala que las medidas no deberían ser generalizadas. “Hay ciudades con una situación más contenida, escuelas con la capacidad de continuar”, destaca.

Ella es docente en un centro infantil privado de Quito, donde al menos un 40% de los estudiantes no continúan. “Algunos nos han dicho que fueron al sistema fiscal porque ya los papás se quedaron sin trabajo, pero no sé si sea así en todos los casos”.

Ambas expertas concuerdan en que en los primeros años de educación urge acoplar el sistema, para que, de forma presencial progresiva, se refuercen aspectos básicos pero indispensables para toda la vida. “El leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas se están deteriorando”, agrega Mena.

Por su parte, durante un foro con Unicef, la ministra de Educación, Monserrat Creamer, señaló que no cuentan aún con cifras de deserción escolar pues realizarán encuestas para obtener las cifras.

El 60% aprende menos

Unicef destaca que antes de la pandemia (marzo 2020), 7 de cada 10 estudiantes de séptimo grado de educación básica tenían un nivel insatisfactorio o elemental en lenguaje y matemática; mientras que, desde el inicio de la emergencia, 6 de cada 10 estudiantes consideran que están aprendiendo menos.

Por su parte, alrededor del 15% de estudiantes mencionaron no haber tenido un contacto habitual con sus docentes en las últimas dos semanas.

Riesgos de no ir a la escuela

Unicef destaca que no estudiar expone a los menores a riesgos como trabajo infantil, mendicidad, explotación sexual y reclutamiento forzado en actividades ilícitas.

Desde el inicio de la emergencia, 6 de cada 10 estudiantes consideran que están aprendiendo menos “Urge que todos aunemos esfuerzos para apoyar la inclusión educativa y evitar que este número se incremente”, señala Joaquín González Alemán, representante de Unicef en Ecuador.

Actualmente, en Ecuador 375.000 niños, niñas y adolescentes trabajan, pese a que la Constitución prohíbe esta actividad “peligrosa y nociva que perpetúa la pobreza e implica en los niños un obstáculo para su aprendizaje”, Verónica Legarda, coordinadora nacional de abogacía en Aldeas Infantiles SOS Ecuador.

Nacionalidad Shuar de Pastaza pide apertura

34 comunidades miembros de la Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza (Fenash-P), firmaron un acuerdo para que sus titulares le presenten al COE Nacional un plan piloto de reapertura de aulas.

Piden que se abran las escuelas en dicho sector, ya que en la nacionalidad Shuar de Pastaza no existe internet en todos los centros educativos, “tampoco existe cobertura, tampoco existen centros de cómputo o computadoras. En estos 10 meses de Covid ha habido un retroceso de los niños y jóvenes estudiantes”, agregaron.

 El COE Nacional no ha emitido un pronunciamiento al respecto.

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