Que la ley mande

Las votaciones para la designación de autoridades a partir de mayo de 2021 terminaron. El conteo de votos también. No existen los acuerdos de buena fe, ni el afán de tranquilizar a tirios y troyanos, o la fuerza: están sobre la ley, ésta es el juez que manda. Proclamados los resultados se pueden dar las impugnaciones, las normas legales lo garantizan.

La ley es una norma hipotética fundamental que preexiste antes de los hechos, por tanto no puede ser esquivada ni interpretada por antojo o por una supuesta justicia. Realmente así es el verdadero Estado de Derecho. Se puede recurrir a la resistencia pacífica que es un derecho constitucional, la cual no supone violencia ni imposición, es una alerta para enmendar una situación pero ajustándose a la dura ley. Se pide algo muy justo: transparencia, pero ésta proviene de la aplicación certera y oportuna de la ley, para eso existen plazos y términos, no cuando nos viene en gana, discursos o amenazas mediante.

La ley manda, prohíbe y permite, no las imposiciones ni la voluntad, buena o mala, partidista o no, de los miembros del CNE. Repugna que condenados penalmente, enjuiciados y prófugos que gobernaron mal, saquearon al país a través de testaferros, intenten volver al Gobierno para utilizar las instituciones públicas, a manejar fiscales y jueces, Contraloría, a someter a las Fuerzas Armadas a sus proyectos (con militares mandan en Venezuela, Nicaragua, Cuba). La democracia solo se cura con más democracia: rechazando a los farsantes, no poniendo en el mismo saco a todos los políticos.

Latinoamérica tiene un gran potencial, problemas políticos le impiden su pleno desarrollo y prosperidad. En nuestras manos, en las urnas, está la solución. Ojalá la segunda vuelta sea el retorno a la razón y ‘volver’ a preocuparnos de la salud, de fomentar buenos sistemas educativos y de la ética que son los pilares que nos darán trabajo y paz.

Manuel Castro M.