El retorno de los jesuitas al Ecuador

Tomado de Historia del Ecuador – Salvat
El retorno al pa de un grupo de religiosos de la Compaa de Jes tuvo una repercusi inusitada en lo nacional y a en lo internacional: por dos veces, Nueva Granada amenazcon invadir al Ecuador por haber este pa admitido en su suelo a hijos de Ignacio de Loyola, que habn sido exiliados del pa vecino del norte.
Y en lo nacional se convirtieron en una bandera de contradicci entre las dos facciones policas que entraban los conservadores y los liberales.
En esa ocasi en que Amica ten propia voz en las Cortes de la pensula, los 30 delegados americanos solicitaron la restituci de los jesuitas a sus paes.
Por parte de Quito, la petici la firmJosJoaqu de Olmedo, pero se abstuvo de hacerlo JosMej Lequerica. Lo interesante es que los americanos pedn jesuitas en 1810, cuando a no habn sido restablecidos por el papa P VII.
Lo fueron en 1814 y al a siguiente los acepten todos sus dominios Fernando VII, nieto de Carlos III. De inmediato los pidieron los cabildos de Quito, Cuenca y Loja, secundados por el presidente Toribio Montes, que escrib:
«Los jesuitas han dejado en esta provincia una memoria muy grata. Es muy il su vuelta, implorada por las personas m timoratas y leales del pa». Seguro de su pronto retorno, se dispuso a devolverles sus casas, templos y biblioteca.

Los intentos
El general Juan JosFlores, en su tercer periodo, intentllamar a los jesuitas y lo disuadia su amigo de entonces, JosJoaqu de Olmedo con muchas razones.
Entre otras dice: «Me ha sorprendido la insinuaci que hace en «La Gaceta» sobre llamar a los jesuitas. Ya se sabe qugobiernos y para quhan ocurrido a esta medida. En algunos pueblos de Europa ha tenido malos resultados, que he presenciado yo mismo.
Sin embargo, puedo imparcialmente decir que tanto los que desean a los jesuitas como los que temen si influjo, todos se equivocan. Porque no existen tales jesuitas.
Aquel saber, aquella ciencia universal, aquel discernimiento perspicaz de los talentos, aquel modo de ensenza, aquel espitu de engrandecimiento de riqueza y de prepotencia, aquella tendencia constitutiva de mandar a los que mandan, aquel propito constantimo de sostener a todo trance, por fas o por nefas a los gobiernos que los sostienen y de minar y derrocar a los que no los protegen… todos estos vicios, todas estas virtudes, todo ha desaparecido… Justa o injustamente se sospecha de todo aquel gobierno que recurre a este arbitrio…»

Retorno en 1859 y 1862
Mas las luchas por la Independencia hicieron posponer esta petici durante dadas. En su restablecimiento, a mediados del siglo XIX, intervinieron curiosamente los generales neograndinos Hilario Lez, JosM. Obando, Tom Cipriano de Mosquera, acrimos liberales; y, en el bando opuesto, en el Ecuador, Gabriel Garc Moreno.
Por dos veces, los referidos generales los desterraron de Colombia, y una vez y otra intervino Garc Moreno para acogerlos en tierra ecuatoriana, desafiando la ira de aquellos que amenazaron por este motivo con la guerra.
Mosquera, al frente de sus tropas en la frontera, dijo: «Establecidos los jesuitas en Quito, se nos ha plantado una bater revolucionaria que nos obliga a estar en armas, preparados para la defensa».
Y tanto temn en Quito el sectarismo de Mosquera, que, al saber su victoria en Guaspud, el nuncio y el obispo se ocultaron y los novicios huyeron a refugiarse en Cuenca. En ese grupo de fugitivos cabalgaron durante 20 ds los entonces novicios Federico Gonzez Suez, Abelardo Moncayo y Manuel Polanco.

Encargos de colegios
Garc Moreno hab llamado en 1862 a los jesuitas -que habn sido desterrados por el presidente JosM. Urbina diez as antes- para encargarles los colegios de Quito, Ibarra, Riobamba, Guayaquil, Cuenca y Loja. Ped unos sesenta individuos.
El presidente fue su gran amigo y protector; pero igualmente la persona que m sudores y apremios les ocasion obligdoles imperiosamente a secundar sus ambiciosos planes patriicos.
El intentaba la recuperaci econica e industrial del Ecuador; para conseguirla, deb mojarse primero el ciudadano, torndole honrado y trabajador.
En este empe deb ayudar la Iglesia con todos sus institutos religiosos. Lo dec claramente: «En bien del pueblo y del catolicismo he aspirado y aspiro a la reforma moral, por medio de la educaci sidamente religiosa de las nuevas generaciones; y para esta importante obra creque en la Compaa de Jes hallar mis principales cooperadores».

Construcci de colegios
Se logrhacer buena parte de lo que planeaba el mandatario, que «gasten la educaci, pese a la penuria del erario, un mill 400 mil pesos con la manificencia de un rey», seg Gonzez Suez.
Construyel Colegio Nacional en la calle que lleva su nombre, contiguo a la iglesia de la Compaa. El obispo Checa y Barba lo bautizcon el nombre de «San Gabriel». El de Guayaquil se empezen 1863 por imposici frea del presidente. En cambio, los de Riobamba y Cuenca se establecen gracias a Mosquera, a la dispersi ocasionada por en 1863.
El de Cuenca llega tener la mayor importancia en la naci, pues con 472 alumnos superaba a todos los de la Replica. Y el rector a la vez del Seminario y la Universidad, entregadas a por sus respectivos rectores, doctores Juan Vquez y Mariano Cueva.
En Riobamba tenn establecida casa desde 1815, gracias al vicario mecenas JosVeloz Suez.
Siendo presidente interino, concibiGarc Moreno la idea de fundar una politnica y un observatorio astronico que, estando en la equinoccial, fuera singular en el mundo. Y lo hizo en 1870, con jesuitas alemanes. Los profesores Menten, Wolf y Sodiro lo fundaron, apremiados por el presidente cuando a no se expresaban bien en castellano. Contcon 14 profesores jesuitas, colaboradores extranjeros, gabinetes y biblioteca.

Obra truncada
El asesinato del presidente, el 6 de agosto de 1875, fue un golpe mortal para estas obras educativas, colegios y Politnica que desaparecieron. Pero no se perdiel fruto de la corta y truncada vida de la politnica garciana: sus profesores publicaron numerosimas obras y artulos cienticos sobre el Ecuador.
Estos cienticos que aprovecharon bien de la ciencia de sus maestros, primero alentaron los estudios de las ciencias exactas en la Facultad, en el resto del siglo; luego, construyeron la red vial del pa y siguieron investigando sobre ciencias naturales.
Volvieron tambi los jesuitas a las misiones del oriente, poco a poco se fueron redujendo, en 1862 no hablaban del Amazonas, sino del Napo. Entonces se trasladaba al Oriente a comercial con los indios el que se hac llamar capit Faustino Rayo. Por las quejas comprobadas de misioneros, Garc Moreno ordena Rayo, aunque era amigo suyo, que no volviera a dichos lugares.
Nunca tuvieron estas misiones la importancia de anta; y, se acabaron repentinamente por el destierro y expulsi impuestos a los misioneros por el presidente Eloy Alfaro, en 1869. El superior de entonces, el belga Maurilio Detroux, con varios comparos se vio precisado a huir por el Napo al Maran y por el Putumayo a Pasto.
Mas otras comunidades de religiosos les fueron sustituyendo y realizando los mismos ideales. Los tiempos y los hombres eran adversos; mas los colegios tambi renacn a la par que brotaban otros organizados por nuevos institutos educativos.