Cuesta abajo

¿Quién aguanta tranquilo si cada vez debe más plata y gana menos? Pues eso es lo que le ha pasado al país en los últimos 13 años. 13 años en los cuales la conducción ha estado en las manos de un solo movimiento: Alianza PAIS.

En 2007, cuando Rafael Correa tomó el poder, el déficit era de $51 millones, o el 0,1% del PIB. Luego de 10 años, cuando dejó Carondelet, la cifra era 6.153 millones: 5,9% del PIB. Desde entonces para acá, ha habido una baja y el año pasado cerró con 4.055 millones de déficit, o el 3,7% del PIB.

Y es que, especialmente hasta 2014, confiado en un exorbitante precio del petróleo, el Gobierno correísta gastó millones y millones en burocracia, propaganda y otros ítems similares y el déficit; o sea, la plata que nos faltaba, fue creciendo cada vez más.

Por eso, por más despidos que haga el actual Gobierno, todo es paupérrimo ahorro que se diluye enseguida solamente en el pago de los intereses de la deuda pública. No hay bolsillo que aguante, ni Estado tampoco.

La factura por pagar es muy grande tras la fiesta y el despilfarro. Hay que entender esto, para saber que no hay fórmula mágica ni gurú que pueda cambiar la realidad de buenas a primeras. Hay que entender que tomará tiempo, quizá muchos años, pero hay que saber también que por algo se debe empezar.

Este es, tal vez, el momento perfecto para entender que todos debemos poner el hombro: así como se exige al ciudadano el pago de impuestos, nuevos y antiguos, el Gobierno tiene la obligación de extremar las medidas de reducción de gasto, para que la pendiente sea cada vez menos pronunciada.


El mal que hacemos es siempre más triste que el mal que nos hacen”. Jacinto Benavente Dramaturgo español (1866-1954)El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre”. Karl Kraus Poeta y crítico austriaco (1874-1936)