Las filtraciones de información diplomática en EE.UU. a través del sitio Wikileaks han sido la noticia de la semana, aunque las consecuencias del hecho todavía no se alcancen a entender con precisión.

Pero un simpático pie de página ha sido escrito por el dúo de lengua fácil que dirige la Cancillería ecuatoriana: primero, el vicecanciller Kintto Lucas ofreció la residencia en Ecuador, sin condiciones, al fundador de Wikileaks, Julián Assange, antes de que su jefe, Ricardo Patiño, retirara la oferta pocas horas después.

Seguramente en el transcurso de esas horas tuvieron tiempo para enterarse más acerca de Wikileaks y, quizás, hasta lograron reflexionar un poco.

Tal vez salieron por un instante de su trastorno obsesivo-compulsivo con la Guerra Fría y se dieron cuenta de que Assange no es un guerrillero comunista de los años 60, sino un anarquista campeón de la libertad de información; que las filtraciones afectan a muchos gobiernos del mundo, incluyendo al de Venezuela y, quizás, al ecuatoriano también (cuando aparezcan las comunicaciones relacionadas con nuestro país); y probablemente hasta cayeron en cuenta de la ironía de que un régimen como el de la Revolución Ciudadana, con su particular aprecio por la información libre, ofrezca asilo precisamente a alguien como el fundador de Wikileaks.

Habría sido genial que
Assange aceptara la residencia “sin condiciones” y luego difundiera documentos reservados made in Ecuador. ¿Qué cosas nos hubiera regalado? ¿Más Pativideos? ¿Nuevos contactos secretos con las FARC?

Quizás, al considerar tal posibilidad, Patiño y, más tarde, el mismo presidente Correa se apresuraron a retirar la propuesta.

En la prensa internacional, el asunto ecuatoriano ha sido recibido como un chiste un poquitín ridículo, una muestra más de que quienes dirigen el país no están del todo bien de la cabeza.

En todo caso, en el Ecuador seguramente ya estará claro que la Revolución Ciudadana en la Cancillería ha logrado grandes éxitos, al haber cumplido su promesa de eliminar a esas lentas y anquilosadas “momias de cóctel” y haberlas reemplazado por estos ágiles y graciosos payasos de circo.

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