Peligros de la democracia en América Latina

Sebastián Mantilla Baca | RS 87


El mundo entero ha visto un declive en cuanto a los progresos democráticos. Diversos estudios dan cuenta de cómo la democracia está en un periodo de grandes desafíos para sí misma y los países que la practican. Las razones pueden variar, sin embargo, el descontento de la población y actores que contrarían a la democracia serían una de las principales causas a tener en cuenta. En América Latina esta realidad es evidente, por ello resulta imperante el hacerle frente al desafío de fortalecer la democracia en busca de días mejores.

Si hasta hace pocos años atrás veíamos con optimismo como el fantasma de los golpes y las dictaduras miliares iba perdiendo fuerza frente al incremento de países que en América Latina optaban por la democracia y la vigencia del Estado de derecho, hoy en día los peligros no han desaparecido.
Una gran amenaza aparece en el horizonte próximo de la región: el autoritarismo. Fenómeno que no es ajeno a lo que sucede a nivel global.
El Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo destaca en su último informe anual (2023) que el 72% de la población mundial vive actualmente en regímenes que podrían calificarse como autocracias. El nivel o promedio de países en democracia ha declinado y ha bajado al existente en 1986.

Freedom House registra desde hace 16 años un retroceso de la libertad en el mundo. IDEA internacional detecta que, de 100 países calificados como democracias, hay desde hace una década un fuerte ascenso del número de aquellos que sufren una contracción moderada o aguda de sus cualidades democráticas.
Frente a esta tendencia creciente de autocratización a nivel mundial, hay pocos países que mostraban hasta hace unos meses una tendencia contraria (positiva) y una cierta capacidad de resiliencia democrática luego de haber atravesado por más de 20 años un sustancial periodo de autocratización. Estos países eran Bolivia y Ecuador en América Latina.
En el caso de Ecuador, el estudio del Instituto V-Dem menciona que durante el periodo del presidente Rafael Correa las instituciones y el buen funcionamiento de la democracia fueron socavadas y quebrantadas. O sea, se pasó de una “democracia electoral” a una “autocracia electoral”. En este estudio se menciona que durante el régimen de Moreno se puso límites a la reelección presidencial. Este hecho es valorado por el Instituto V-Dem como democracias que dan un “bounced back”. Un rebote positivo hacia una democracia electoral.
Sin embargo, esto ya no podría sostenerse para el caso de Ecuador cuando constatamos que, de manera progresiva, buena parte de los principales poderes del Estado están siendo controlados por un solo partido político. No son solo actores internos y externos lo que están detrás de ello, sino que son los marcos normativos y constitucionales los que posibilitan esta tendencia al autocratismo.
Es preciso aclarar que, aunque a finales de los años setenta e inicios de los ochenta se dio en la región lo que se ha considerado como “retorno a la democracia”, esto no ha estado exento de problemas. Más allá de los excesos o exabruptos demagógicos de líderes populistas e iliberales (no solo de derecha sino también de izquierda) por socavar las reglas del juego democrático, se evidencia una erosión progresiva de la democracia y, en ciertos casos como los de Cuba, Venezuela o Nicaragua, la configuración de regímenes autocráticos.

El desencanto con la democracia se ha ahondado en la región a medida que los gobiernos no han dado respuestas a las necesidades de la población, la mejora de las condiciones de vida, la reducción de la desigualdad o una mayor garantía de los derechos, creciendo incluso los niveles de inseguridad, violencia y los casos de corrupción. Cabe anotar que pese a existir diferencias en estos tres factores a nivel regional, la situación de ciertos países se ha agravado mucho en meses recientes. Ese es el caso de Ecuador en el cual el número de muertes violentas ha sobrepasado registros históricos, así como el caso de delincuentes exculpados por jueces que han cedido ante la tentación del dinero proveniente de las mafias y bandas criminales.
Por ello, podría posiblemente concluirse que tras la «tercera ola de democratización» no se ha dado una plena consolidación de la democracia. Al contrario, hemos pasado por transiciones fallidas, ciclos discontinuos de “consolidación” e incluso de reinstauraciones autoritarias. Esto ha llevado a afirmar que tras los procesos de transición tengamos en la actualidad “democracias limitadas”, “de baja intensidad”, “procesos de democratización incompletos”, “regímenes híbridos” o “democracias delegativas”.
Pese a que en la actualidad es poco probable la reinstauración de dictaduras militares, nuevas formas de autoritarismo han ido surgiendo en la región. La vía no son golpes militares sino a través de elecciones fraudulentas luego de que estas instancias electorales han sido capturadas por agrupaciones políticas.
Por ello es importante tomar en cuenta que la democracia es una tarea de todos los días. También de líderes políticos y ciudadanos que estén convencidos de la importancia del respeto de las reglas básicas del juego democrático.