Gaddafi en blanco y negro

Es una historia desconocida, un mimado de los imperios que cayó en desgracia pero concibió la liberación de África y estuvo apunto de lograrlo


Dicen que la política se construye en base a las mentiras, y que la historia es la recopilación de medias verdades. Al repasar los sucesos y personajes de la historia universal de los siglos XVIII, XIX y XX es posible encontrar la razón a este aforismo.
Los medios de comunicación ya sean los escritos, radiales, televisivos y el cine, se apropiaron de la historia para escribirla bajo el enfoque de su entorno. Formaron un maridaje con la economía y con la política y se lanzaron a tratar de influir en el comportamiento de sus pueblos. No importa hacia donde tornemos la mirada, el fenómeno es el mismo. Los ejemplos son abundantes y decidores.

Si un medio está enquistado en el mundo occidental y cristiano, su visión corresponderá a la cultura de esta región. A la misma conclusión podemos arribar si analizamos a un medio editado en África, en Medio Oriente y la India donde Alá y Buda señalaron el camino; incluso en el extremo Oriente donde Kon Fu Cio es el profeta de la vida en esa región. La información, y por lo tanto la historia, es definida por la política imperante en el lugar donde se asientan las oficinas principales del medio.

En la primera guerra mundial evidenció esa práctica en forma más sofisticada. Ya no era únicamente la población de su propio país la atendida por los medios de comunicación, a partir de ese momento era necesario e imprescindible el atender a los públicos de los países aliados y también a los de los enemigos.

Durante la segunda guerra mundial, a más de los sucesos bélicos, aparecieron ante los diversos públicos las otras fuerzas que actuaban tras las batallas. Los grandes movimientos políticos como el capitalismo y el comunismo no escondieron sus intenciones de invadir los sistemas políticos y económicos que se impondrían luego de la guerra mundial.
Es conocido que el gobierno norteamericano financiaba ciertas películas hollywoodenses en las que sobresalían el “american way of life” o el “american dream” como referentes de una forma de vida que debía ser imitada por el resto del mundo.

En el mundo comunista, por su parte, los gobiernos al entender el poder de la comunicación se apoderaron en forma poco sutil y monopólica, de los medios que empezaron a trabajar en favor del sistema imperante en aquellos países y en alabar la conducción de los destinos de su pueblo, por parte de los gobernantes de turno.
El mismo esquema podemos encontrar en los medios de Egipto, de India, de la China y de cualquier otro país.

Así, entonces, la historia perdió, si es que alguna vez lo tuvo, la independencia de la política. A partir de esos ejemplos, los sucesos y los personajes fueron mirados y juzgados según la escala cultural y política del país donde se editaban.

Los Imperios siempre mimaron y toleraron a los tiranos y dictadores de otras latitudes y todos terminaron quejándose de sus ex protectores por el abandono y la persecución cuando tuvieron al abandonar el poder. Los Trujillo de República Dominicana, Rojas Pinilla en Colombia, Pérez Jiménez en Venezuela y Somoza grafica al tiranuelo abandonado que terminó asesinado a plena luz del día en una calle en Asunción, Paraguay. Noriega de Agente de la CIA a traficante con cadena perpetua. En otras latitudes Duvalier de Haití al igual que Idi Amin de Uganda por lo menos socorridos por Francia con residencias controladas. Marcos de Filipinas que luego de un tímido asilo fue deportado pese a su estado de salud terminal. El Sha de Irán, el más fiel servidor en el medio oriente con su cáncer a cuestas nadie le permitió atención médica adecuada, esperó la muerte en una isla de Panamá y su cuerpo en una cripta de segunda dada como caridad por el Presidente Egipcio Anuar El Sadat. Nuestro personaje de hoy no es ajeno a esas historias de mimado y halagado con la complicidad y tolerancia a todos sus desafueros por décadas y financista de varias campañas en países europeos, terminó sodomizado y asesinado por una turba de callejeros cuando perdió definitivamente el apoyo de los imperios que siempre se aprovecharon de sus riquezas. La historia es rica en ejemplos para los que sirven al poder.

APARECE MUAMAR EL GADAFI
El miércoles 21 de diciembre de 1988 el vuelo 103 de Pan Am fue víctima de un atentado terrorista el cuándo cubría el trayecto entre Londres y Nueva York, explotando en el aire y cayendo sobre la ciudad de Lockerbie (Reino Unido). El gobierno de los Estados Unidos acusó directamente al líder de Libia Muamar el Gadafi como responsable de este ataque. A partir de ese momento, Gadafi pasó a ocupar las páginas del terrorismo de los principales medios de comunicación del mundo occidental. No hizo falta una investigación seria y responsable y el ejercicio de la legítima defensa; los medios ya habían dado su veredicto y la imagen del líder libio fue la de un personaje aterrador y despreciable. Y esa imagen lo definiría hasta su muerte.

Ni su historia personal ni política anterior ni posterior a este evento tendría la fuerza como morigerar esta imagen. Los medios tampoco ayudarían a conocerlo mejor y comprender la complejidad del ser humano.Los medios nunca nos contaron ni nos explicaron cómo fue posible que gobernara a Libia por 42 años consecutivos, desde el 1 de septiembre de 1969​ hasta el día de su ejecución en 2011 aunque con designaciones diferentes. ¿Cómo el pueblo libio soportó su presencia en la más alta dignidad de su país, si todo su historial hubiese estado basado únicamente en la de ser un tirano sin piedad, un sátrapa ignorantón, tal como nos lo presentaron?

Basem Taljedine, un comentarista político europeo comentó que, durante los más de 40 años de mandato de Gadafi, Libia mostró un significativo avance en materia social, política y económica, que tras su asesinato en 2011 se perdió”.
Muchos países experimentan la falta de agua dulce para el consumo humano, convirtiéndose en el problema más serio que debe enfrentarse.
El 90 % del territorio de Libia es árido y seco ya que forma parte del desierto del Sahara oriental, y casi nunca llueve, además la alta temperatura evapora la humedad del aíre, convirtiendo su clima en una temperatura infernal.
Si bien, en la década de los años 20 se descubrió al sur del país, una serie de fuentes naturales de agua, bajo la arena del desierto, que cubren un área de, aproximadamente, un millón de kilómetros cuadrados; recién sería en los inicios de la década de los años 80 del siglo pasado, cuando se pensó en aprovechar estos regalos de la naturaleza y llevar a cabo un proyecto gigantesco que solucionaría el gran problema del país.
Gadafi decidió invertir los millones de dólares de su gobierno acumulados gracias a la venta del petróleo, en este proyecto, y con la ayuda de técnicos y tecnología alemana, estadounidense y japonesa se inició la construcción de…

EL GRAN RIO ARTIFICIAL
Las reservas descubiertas en un área de más de 2 millones de kilómetros cuadrados debían durar 4.800 de años, extrayendo hasta 1.500 millones de metros cúbicos al año. Entonces, Gadafi decidió extraer el agua y transportarla hasta el norte, a las riberas del mar Mediterráneo, donde están asentadas las principales ciudades de ese país.

LA PRIMERA ETAPA
El proyecto estaba dividido en 5 etapas: la primera fue la implementación de una planta para la fabricación de tubos de hormigón y hierro de 4 metros de diámetro y 80 toneladas de peso que a simple vista podrían caber vehículos, pero estaban destinados a la transportación del hídrico elemento. En total se construyeron más de medio millón de estos tubos.
Para poder transportarlos a lo largo de la geografía libia, por donde debía pasar el proyecto se construyeron 35.000 kilómetros de vías, formando un viaducto de moderno diseño y confiabilidad. La red de agua debía estar a 6 metros de profundidad y para lograrlo se movieron 85 millones de metros cúbicos de tierra.
Las compañías encargadas de hacer realidad este sueño de Gadafi, llegaron desde Estados Unidos, Alemania y Japón.

El costo de esta etapa ascendió a unos 5.000 millones de dólares

LA SEGUNDA ETAPA
Se inició en 1989, teniendo como objetivo que el acueducto llegue a Trípoli, la capital de Libia, para favorecer a los habitantes de esa ciudad.

LA TERCERA ETAPA
La tercera se concretó cuando el agua llegó a Bengasi segunda ciudad del país.
El resultado es una gran red de acueductos, tuberías, y embalses. Se han perforado más de 1.300 pozos de más de 500 metros de profundidad. Un acueducto se extendió por más de 3.000 kilómetros que comenzó a llevar el agua de 4 acuíferos desde el sur del país, solucionando la sed de más de 65 millones de agua dulce a 45 millones de seres humanos.
Antes de la revuelta que derrocó a Gaddafi, en el 2011 se terminó la tercera etapa del proyecto

LA CUARTA ETAPA
El proyecto no estaba diseñado solamente para dar de beber a los ciudadanos de ese país, sino que además debía regar casi el 60 % de su territorio creando las condiciones que hicieran posible el cambio del color del suelo de la nación, del amarillo del desierto a un verde esperanza que vendría con el riego de miles de hectáreas de desierto y la implantación de fincas vegetales, de trigo, de cebada y de cítricos, así como haciendas ganaderas que reducirían la dependencia de productos importados e iniciar la exportación de estos productos a los países vecinos que sufren diariamente este flagelo.
El costo total del proyecto hasta ese momento era de 24.000 millones de dólares (en 2015).
La rebelión del 2011 propiciada por las superpotencias mundiales que culminaron con el asesinato de Muamar el Gaddafi, cortó la continuidad del proyecto que hoy se encuentra abandonado, sin mantenimiento y con el peligro de desaparecer.
Sobre este proyecto, la prensa mundial, no dice una sola palabra.

GADDAFI, EL POLÍTICO
“Gadafi no era ni de izquierda ni de derecha. Gaddafi formó su propia ideología llamada la «Teoría de la Tercera Internacional» (recomiendo encarecidamente que la lea). Era esencialmente una mezcla única de socialismo, autosuficiencia, unidad panafricana e izquierdismo islámico”. Concluye este analista.
Es que Gadafi tras licenciarse en Derecho lideró la Revolución del 1 de Septiembre en 1969 que derrocó al rey Idris I de Libia, sustituyendo el Reino de Libia por un Estado con un nuevo sistema de gobierno, y aunque a partir de 1979 no ocupó ningún cargo público, desde entonces se atribuyó el título de «Líder y Guía de la Revolución». Durante su estancia en el poder, promovió la «tercera teoría universal» y la yamahiriya y el Estado socialista. En su ejercicio del poder tuvo varias metamorfosis en su alineación geopolítica. Al inicio de su gobierno preservó cierta cercanía con Francia, pero al poco tiempo se alineó con la Unión Soviética. ​ Abrazó sucesivamente el panarabismo, el anticapitalismo, el pro-sovietismo, el panislamismo, el intervencionismo belicista y un  panafricanismo pacifista que le convirtió en el artífice de la Unión Africana.
Buscó permanentemente ser el sucesor del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, como cabeza visible del panarabismo y del socialismo árabe e intentó en más de una ocasión, sin éxito, unificar a Libia con  Egipto, Sudán, Siria e Irak, llegando incluso a formar la Federación de Repúblicas Árabes entre 1972 y 1977. Adicionalmente, Gadafi hizo intentos por unificar Libia con Túnez, Argelia, Marruecos y Chad. Asimismo, quiso liderar el Movimiento de Países No Alineados. ​

“La llamamos la Tercera Teoría [Internacional] para indicar que hay un nuevo camino para todos aquellos que rechazan tanto el capitalismo materialista como el comunismo ateo. El camino es para todas las personas del mundo que aborrecen el peligroso enfrentamiento entre las alianzas militares de Varsovia y el Atlántico Norte. Es para aquellos que creen que todas las naciones del mundo son hermanas bajo la égida del gobierno de Alá”.
Muamar el Gadafi

Tras hacerse con el poder, el gobierno empezó a redistribuir los recursos económicos en materias de educación, salud y vivienda. La educación pública en el país pasó a ser gratuita y la educación fue obligatoria para ambos sexos. El sistema de salud también se puso a disposición del público de forma gratuita, mientras que su tarea en materia de vivienda tardó más tiempo en cumplirse. ​
Bajo el mandato de Gadafi, el ingreso per cápita en el país creció enormemente, llegando al quinto más alto en África. Este incremento vino acompañado de una controversial política internacional, pues en ocasiones se autorizó el uso del terror para lograr los objetivos marcados, e incrementado la represión política interna.
GADAFI EL TERRORISTA
Durante los años 1980 y 1990, Gadafi había apoyado abiertamente el terrorismo internacional, y a los movimientos guerrilleros de todo el mundo, incluyendo a “Alfaro Vive, carajo” de nuestro país, según lo declaró el propio Arturo Jarrín, según relata Santiago Aguilar Morán en su libro “La encrucijada de un hombre sereno”, lo cual llevó a un deterioro de las relaciones exteriores de Libia con el resto del mundo.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 Gadafi empezó a distanciarse del terrorismo, y durante el resto de la década del 2000, a medida que las relaciones internacionales de Libia se fueron normalizando, los EE. UU. rescindieron su designación como patrocinador del terrorismo en junio de 2006.
A principios de 2011, se desató una rebelión contra el régimen de Gadafi en el contexto de la «Primavera Árabe». Un Consejo Nacional de Transición se formó el 27 de febrero con el propósito de asumir la autoridad. Una coalición dirigida por la OTAN intervino el 21 de marzo contra el régimen. ​ Al mismo tiempo, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Gadafi y su séquito de 27 de junio de 2011.
Trípoli cayó el 20 de agosto de 2011, aunque permanecieron por durante dos meses focos de resistencia en manos de las fuerzas leales al régimen. La caída de las últimas ciudades leales a Gadafi y su captura en Sirte el 20 de octubre de 2011 marcaron el fin de la vida de este personaje.
Fausto Jaramillo Y.