Vergonzoso

Oswaldo Aguilera Ortiz

La fuga de Fernando Alvarado, hombre fuerte del núcleo de Correa, aparte de constituir un vergonzoso episodio para el Gobierno y el Ministerio de Justicia, que debió custodiarlo con un celo extraordinario por ser el emblema de la corrupción de la “revolución ciudadana”, incrementa la lista de prófugos solicitados por la justicia, implicados en secuestro, peculado, concusión y lavado de activos, misma que la integran: Rafael Correa, Walter Solís, Ramiro Gonzáles, Nilsen Arias, Carlos Pólit, Santiago Játiva, y Pedro Delgado, con la particularidad que sobre Alvarado, pesan once Informes de Indicios de Responsabilidad Penal que van desde Contratación con empresas de familiares vinculadas a él, en calidad de delegado del expresidente Correa ante la Unidad de Gestión de Medios, Agencias Creacional, Percrea, Q.S.S. Producciones y el Instituto Tecnológico Superior de Estudios de Televisión, hasta el pago de arriendos de casas y apartamentos a directores de Gama TV; todos tienen relación con contratos de servicios técnicos especializados que no justificaron la necesidad y usos de los productos contratados para los enlaces ciudadanos.

Este último, es el más avanzado y establece la existencia de contratos irregulares para las sabatinas, que habrían ocasionado al Estado un perjuicio de aproximadamente 250.000 dólares, o el descomunal gasto de 700.000 dólares en la emitida desde Nueva York, todos sin justificativos, pues Fernando Alvarado, cuando era secretario de Comunicación se creía muy listo y se aseguraba de no firmar nada que pudiera comprometerlo, lo que le permitió, que la justicia no pudiera responsabilizarlo de tanta irregularidad cometida en la Secretaría de Comunicación; pero hubo algo en que el ex secretario prófugo no pensó que el funcionario que usó para firmar todo lo comprometedor, terminara ofreciendo a la Fiscalía información sobre lo que ocurrió en la Secom, en su período.

Estas irregularidades determinaron que la Jueza Sylvia Sánchez prohíba que Alvarado se ausente del país y deba usar un grillete electrónico, aunque varios penalistas no concuerdan con esta medida, pues aseguran que el grillete debió regularse para que se desplace solo en Guayaquil, otros, que debió apresárselo. El caso es que el Estado falló escandalosamente en esta huida y la “cirugía mayor a la corrupción” es una quimera.

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