La izquierda…

…unida, jamás será izquierda, se decía allá por los sangrientos prólogos del pinochetismo en Chile y luego pasaron todos los horrores que sabemos, por la culpabilidad de esa izquierda contaminada, fraccionada, llena de teorizaciones y pecados cometidos durante el escaso tiempo en que pudo gobernar.

Y este recuerdo persiste cuando la tendencia política que se opone al tradicionalismo, denominada izquierda, simplemente por la mala costumbre de utilizar las definiciones que los politólogos imponen- recuerdos de la Revolución Francesa- publica sus barbaridades, olvidando que existe un país que necesita salir de lo que el abyecto populismo ha hecho, autodenominándose revolución, unánimemente trastocado en ‘robolución’.

La Izquierda Democrática tuvo su esplendor en la última veintena del siglo 20, promulgando la teoría del socialismo democrático, valiosos ecuatorianos integraron su estructura y eran altivos, nobles, honestos, lo que demostraron cuando fueron gobierno.

Lamentablemente los divisionismos germinados en determinada vanidad, que no hay para qué configurarla, debilitaron su organización y por las arteras maniobras del fascismo que se ha impuesto en la década pasada, sucumbió como partido político. Pero revivió.

Propugnó la intención de que los jóvenes sean protagonistas de la nueva vida de esta tendencia y estaba transitando por el camino correcto.

Se integró al movimiento que propugnaba la unidad, hasta que la metida de pata de Nebot, fabricó el abismo en que se precipitó la cordura política, que debía existir para enfrentar al populismo.

Todos sabemos cómo le fue a su candidato en las elecciones pasadas, pero lo que hoy conocemos de su dirigencia, por su documento elaborado, es que son insolentes, absurdos, vende patrias, que al decretar que no apoyan a ninguno de los candidatos para la próxima elección, se basan en argumentos de la peor especie fraguados en suposiciones propias de los brujos teorizantes, que no tienen ningún respeto al destino del país, y que lo que provocan es la indignación de quienes si saben como hay que oponerse al fascismo populista, sin obedecer a ningún general, luchando con valentía para que triunfe la razón y no la ‘robolución’.


Jaime López