Franklin Barriga López
Cuando se publique este artículo, seguramente ya se conocerá quiénes gobernarán nuestro país en calidad de nuevos Presidente y Vicepresidente de la República, desde el 24 de mayo venidero.
La campaña electoral, dura, enconada, atorrante al máximo, debe quedar atrás. Más allá de la propaganda que cubre con ropajes de diverso matiz lo que efectivamente sucede, los retos para los flamantes mandatarios se presentan por demás complicados y demandan, para enfrentarlos con éxito, sinceridad, conciencia plena de lo que acontece, sobre todo en las áreas económicas y de cohesión ciudadana.
Los problemas son numerosos, van desde la pobreza agobiante para un considerable sector poblacional hasta la falta de empleo, lo que fue uno de los temas expuestos en la campaña electoral, junto a los ofrecimientos de medidas orientadas a mitigar este asunto crucial, que no se lo resuelve con demagogia sino con hechos que demandan dedicación, esfuerzo, honradez, sensibilidad social y patriotismo.
Hay clamor porque se llegue al fondo de los casos de corrupción denunciados o conocidos por datos de prensa y se sancione a los culpables. Anhelo generalizado es que la palabra del político no siga devaluándose, por las promesas que jamás se cumplen y aumentan la corriente de crónica frustración colectiva.
Equipos del Gobierno, inteligentemente estructurados, con gente honorable, capaz, preparada, dinámica, garantizarán el futuro de prosperidad que tanto se espera, para lo cual es necesaria la elección de los mejores ciudadanos, en los diversos campos del convivir nacional.
En las actuales circunstancias, la inversión extranjera se vuelve imprescindible. Es hora de vislumbrar días mejores para superar el subdesarrollo y trabajar, sin descanso, con este objetivo.