El maestro ecuatoriano

Como dicen los entrenadores y los atletas veteranos, las medallas son para siempre, pero los récords están para ser batidos. Mientras haya deporte, tal y como lo conocemos hoy en día, basado en la mejora continua, en la búsqueda del máximo rendimiento y en el espectáculo, seguirá habiendo récords.

Se ha designado el 13 de abril como día del Maestro Ecuatoriano, en memoria del maestro, escritor y político Juan Montalvo, quien nació el 13 de abril de 1832 en Ambato. Montalvo dijo y aún dice a nuestra niñez, juventud y sociedad: “Desgraciado del pueblo donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no hacen temblar al mundo”.

Es indudable que la educación no solo es un derecho humano y por ende universal; debiendo el Ecuador actualizar el pénsum y también a sus formadores, las Maestras y Maestros. Por fortuna, en esta responsabilidad ilimitada, se conjuga la labor de mujeres y hombres en el orden público, municipal, fisco misional y privado.

Nadie discute que la primera escuela y los primeros maestros nacen y se hacen en los hogares. El pénsum debe integrar a más de la ciencia y de la técnica: valores, costumbres y el ejercicio democrático en todos los niveles.

La crisis socioeconómica y política del Ecuador descansa en una infraestructura poco sólida de la educación. Las escuelas unidocentes pretendieron ser reemplazadas por las del milenio, y desgraciadamente les llegó a estas escuelas más pronto que tarde un movimiento sísmico, de inacción y abandono en alto número en los diferentes puntos de la geografía ecuatoriana.

Hoy, luego de varios años de pandemia, el sistema educativo presencial se comparte prácticamente a la par con el sistema virtual. Los centros de cómputo son necesarios en su proyección geométrica; pero más necesarios, son las Maestras y Maestros que deben cumplir su Tarea, no solo ejercitando los ojos y los dedos sino su capacidad psicoafectiva en favor de los educandos.

En esta hora, los estudiantes de todos los niveles están psicoconcentrados en la atención al celular y a la computadora y el mundo se reduce a imágenes y sonidos de esta naturaleza, donde también los programas de acción, de pornografía, de delitos enmarcados en bandas y de películas de múltiples matices se pasan sin control alguno y por ende, sin orientación calificada y profunda; lo que constituye un caldo de cultivo para escuelas del delito, en no pocos casos.

Se han desterrado los libros y en buena medida los cuadernos; pues, las bibliotecas se han reemplazado por motores de búsqueda rápida como Google y otros afines; nos encontramos ante la “responsabilidad” de Maestras y Maestros de la casa, de la escuela, y otros Centros de Estudios. Es indispensable entonces, reforzar la vigilancia desde los hogares y la madurez de maestras y maestros en el manejo cotidiano de la educación.

Recordamos a Paulo Freire: “La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”. También dijo: ”La educación como práctica de la libertad implica la negación del  hombre abstracto ,aislado, suelto, desligado del mundo”.

Soy un convencido de que la práctica debe ser el ejercicio vital de la educación; por ello la mejor práctica dará siempre la mejor teoría. Encontramos profesiones nuevas como: bioingeniería, ingeniería en sistemas, ingeniería en planificación urbana, prevención de riesgos, relaciones internacionales, mediación y arbitraje, medio ambiente, diseño, biología marina, ciberseguridad, ingeniería robótica, entre otras; encontramos también, graduados dentro y fuera del país con tercer y cuarto nivel, que no encuentran ocupación con relación de dependencia oportunamente.

Es trascendente que la educación se vincule al ejercicio práctico en la zona rural y zona urbana del Ecuador; y por eso, debemos volver a los colegios técnicos y formar a la niñez y a la juventud con criterio empresarial autónomo previo fomento de la investigación científica, técnica, cultural y humanista.

En esa formación: la ética, la historia patria, la cívica, la historia universal, el estatus quo de la realidad ecuatoriana y mundial, el deporte, el arte, entre otros, son fundamentales conjuntamente con el ejercicio democrático de las decisiones.

Es emergente que la educación superior inyecte la prestancia académica, práctica y teórica, conectando las aulas con lo rural y urbano en todos los órdenes de Escuelas y Facultades y cambiando la mentalidad de educación individual a grupal y empresarial.

La Universidad Central del Ecuador con sus Actuales Autoridades pretenden orientar la investigación científica con miras a la autogestión y complementarla con la práctica en lo público y privado; a fin de lograr que estos estamentos se nutran con pasantes y profesores vinculados a la realidad nacional y entregando un servicio cada vez más democrático y humano para el bien común.

El desafío es integral: de autoridades, catedráticos, estudiantes, empleados y trabajadores; por ello a sus 404 años de fundación, deben renovarse cotidianamente.

En esta hora que el Pueblo ecuatoriano demanda trabajo, educación y paz; se hace indispensable, que la labor de la Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional y de la ciudadanía combata todos los días a la corrupción enquistada en el campo público y privado sin límites; por ello es oportuno recordar a Ortega y Gasset:

“El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar”

¡Loor a las Maestras y Maestros ecuatorianos!

Dr. Walter Enríquez Vásquez

.