Y al final, la vida sigue igual

Mario García Gallegos

El título es una frase de una canción muy difundida hace dos décadas cuyo nombre preciso no recuerdo, pero creo que define lo que la gente está sintiendo estos momentos en el ecuador, que está saliendo de la sorpresa y la actitud conciliadora del actual presidente, proveniente de la misma cantera de la revolución ciudadana, que en forma contrastante ha invitado al diálogo nacional para restablecer la paz y la participación democrática.

Ahora vemos que esta apertura de rostro sonriente y mano extendida, ha sido tan solo una estrategia para disminuir las tensiones políticas acumuladas en la comunidad nacional por la discrecionalidad y autoritarismo generado en la década perdida. La terna de la discordia, confirma las verdaderas intenciones de la facción dominante de los dueños del poder. Las opciones vicepresidenciales evidencian claramente la determinación sectaria de continuar aferrada al mando dispensador de prebendas y canonjías de los herederos de Montecristi, ahora mimetizados en el rango triunfante que para disimular sus propias culpas.

La ciudadanía y los sectores económicos y sociales, creyeron de buena fe en la seriedad de las ofertas y participaron patrióticamente en las mesas de diálogo presentando propuestas viables y efectivas para resolver las aristas de la profunda crisis económica y moral heredada del régimen anterior.

La ruptura del monolítico rebaño verde flex que en todos los espacios del gobierno, especialmente en la Asamblea, antes se mostraban sumisos y obedientes a las exacciones del autócrata, son hoy deliberantes, lo que prueba que es un problema interno, proveniente del escándalo de la corrupción que los ha obligado tomar una falsa posición depuradora. Es así como la compleja situación económica y social no tiene viso de solución porque los equipos gubernamentales están formados por los mismos causantes de la crisis.