Celebración de la muerte

Antiguamente en países como Irlanda, Escocia y Gales, se creía que las brujas, espíritus malignos y demonios, salían a hacer daño a los vivos. Con la religión cristiana las celebraciones paganas fueron transformadas en celebraciones de la iglesia.

Lo mismo sucedió en América del Sur. Los pueblos aborígenes tenían sus celebraciones dedicados a los difuntos. Las fechas quizás no coincidían, pero sí la costumbre. En el siglo X la iglesia católica designó, el dos de noviembre, como el día de “Todos los Fieles Difuntos”.

Las celebraciones en el mundo son múltiples. En México, por ejemplo, nadie trabaja. Para ellos la muerte, desde antes de la conquista, fue motivo de celebración. Creen que la muerte es el tránsito a mejor vida. Entonces celebran abiertamente con comidas típicas, música y licor. Se sirve la comida que más le gustaba al difunto, tacos, enchiladas y mole poblano; con su tequila favorito, cigarros y canciones predilectas. Los Mariachis dedican canciones interpretadas en el mismo cementerio.

En nuestro país también se celebra el día de difuntos de una manera especial. Tampoco se trabaja el Día de Difuntos. Como Ecuador es un país multiétnico, la gente acostumbra celebrar en los cementerios junto a las tumbas de parientes queridos, brindando bebidas, comidas y conversando.

En la sierra ecuatoriana es tradición hacer pan con formas humanas que se consumen con una bebida hecha de maíz y se conoce como “colada morada,” es un manjar que se ofrece simbólicamente a los muertos pero comparten familiares y amigos. Inclusive, se reparte juguetes entre los niños, como en la ciudad de Ambato, fiesta similar a la de Navidad.

El dos de noviembre es un día de celebración importante. La mayoría de los ecuatorianos son católicos y asisten a la iglesia en señal de recogimiento espiritual.

Algunos investigadores señalan como celebración prehispánica. Para otros, hispánica. Es más bien un ejemplo del sincretismo religioso.

En el período prehispánico los difuntos ocupaban un lugar significativo en las creencias. Las investigaciones arqueológicas demuestran que nuestros antepasados creían en el más allá y establecieron una posible relación entre las personas y los seres del “otro mundo”. En la época de la Audiencia de Quito se instituyó un nuevo elemento: la teología Católica. Como resultado tenemos una mezcla de lo prehispánico con lo hispánico.

El día de los difuntos tiene características compartidas. El compromiso de los católicos se combina con las creencias prehispánicas. El difunto cobra renovada importancia, que se manifiesta en el cuidado y adorno de las sepulturas, y la preparación de la tradicional colada morada y las guaguas de pan.