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Matías Dávila

“Ernestina, ¿aceptas como esposo a Fulgencio y prometes amarlo, respetarlo y serle fiel en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad, en la juventud y en la vejez hasta que la muerte los separe?” decía el señor cura en forma de “copi peist” -una a una- a todas las parejas que tomaban la sagrada opción del matrimonio dentro de los dominios de su parroquia. Pero…

… como todo va cambiando, y más aún en un país tan jodido como este, yo creería que la pobreza, la enfermedad y la vejez son solo tres ítems de una larga lista de variables que ahora el señor cura debería considerar. Con el mayor de los respetos me he permitido sugerir algunas alternativas más para la curia. Si me disculpan, propongo que el discurso sea este:

Isidora, ¿aceptas como esposo a Benancio y prometes amarlo, respetarlo y serle fiel, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la juventud y en la vejez, si decide ser correísta o lassista (es decir pogre o facho), si opta por el Macará o por el Técnico, si cree que la prensa es libre e independiente o vendida a los intereses de las oligarquías, si es terraplanista o discípulo de la Misión Geodésica Francesa, si es Darwiniano y cree que el Ser Humano vino del protozoario, evolucionó en pez, luego evolucionó en mono y este se bajó del árbol para convertirse en hombre, o si es fan del Génesis y solo reconoce a nuestro santo padre Adán; si está o no de acuerdo con las vacunas, si es rockero, vallenatero, popero, chichero o incluso reguetonero; si en el transcurso de la vida, de carnívoro decide hacerse vegetariano o vegano; si es o no ‘pet-frenly’, si le calientan las orejas los Testigos de Jehová o los hermanos comedidos de alguna otra espiritualidad, si el día de mañana decide reconocerse en alguna letra existente o no existente del LGBTI o si es binario, no binario o trinomio cuadrado perfecto; y finalmente, si está o no de acuerdo con que se canten todas las estrofas del Himno Nacional?

Señor Arzobispo, mi fe me llama a democratizar más el condumio del sagrado contrato matrimonial. Pero es solo una propuesta. Queda en sus manos.