Incomprensible

El reconocimiento a un ser humano es sumamente valioso y debe merecer análisis sesudo, muy objetivo y mesurado, sin apasionamientos, decidido con la opinión y participación de quienes conforman un cuerpo colegiado o de su mayoría, no hacerlo por el interés personal de una autoridad o por complacer a quien concentra el poder de una expresión partidaria.


Es incomprensible la condecoración Manuela Sáenz efectuada a la ex Presidenta de Argentina al parecer por resolución exclusiva de la Presidenta de la Asamblea Nacional, sin consulta previa a los asambleístas ni consenso colectivo, cuando se lo hace a nombre del Estado Ecuatoriano. Quienes tuvimos la suerte de pertenecer por voto popular a organismos de representación pública sabemos que para una decisión de esta transcendencia se requiere el pronunciamiento positivo de sus integrantes, porque no se trata de un homenaje privado o de una fiesta doméstica, sino de todo un país.


Más allá de ser mujer, de merecerlo o no, de estar investigada por la justicia argentina, del rechazo del embajador de la República Argentina, la verdad es que se le brinda una condecoración en un momento inoportuno y mucho más si las noticias internacionales señalan que uno de cada tres argentinos son pobres, esto quiere decir un 30 por ciento, lo cual es admirable y contrasta que desde afuera miremos las cosas de otra manera o califiquemos el accionar de quien hasta hace no mucho dirigió los destinos de esa hermana nación sudamericana, que no ha podido combatir la pobreza. Ojalá quienes detentan el poder este rato no inflen estadísticas e informes, porque luego sale a relucir la verdad cuando terminan sus mandatos y cuando ya no tienen a su servicio las instituciones de control.