El mito (1)

Por: Juan Vergara Alcar

Mucho antes que las antiguas culturas orientales (Egipto, Mesopotamia) y occidentales (Grecia, Roma) encontraran en lo sagrado y lo religioso la explicaci del mundo, ya el ser humano primitivo (recolector nada o sedentario productor) hab intentado establecer la ra de su existencia – y de lo que lo rodeaba en la elementalidad natural (sol, lluvia, volcanes, serpientes, fieras) que impactaba la interrogante de su incipiente raciocinio. El lenguaje de la palabra dicha, es decir oral, deb constituirse, as en la realizaci fica de aquel razonamiento.

He allel mito. Plat (498-247 o 245 a.C.) lo vio como una narraci que concierne a los dioses y a los hoes, con lo que ya se establece la antigdad tanto del relato como la de la explicaci del mundo, adem su carter religioso y filosico. De esta manera, el mito se presenta como la narraci de un suceso acaecido en un mundo anterior o distinto al orden presente. Por eso los dioses, por eso los hoes, por eso el mundo antes del de hoy en el contenido del mito.

Para el mundo contemporeo, y especialmente entre sus estudiosos, el mito ha adquirido nuevos significados que tienen que ver con las interrelaciones y la organizaci de la comunidad. Investigadores antropogos encuentran en el mito nuevas explicaciones del mundo, y especialmente de la vida del hombre en su cosmovisi colectiva, niveles de organizaci social, procreaci, relaci hombre-naturaleza, aspectos identitarios, preocupaciones fundamentales en una compleja discusi teica abordada y sostenida por Claude Levi-Strauss, G.S. Kirk, Roland Barthes, a cuyas propuestas teicas de anisis al mito intentaremos aproximarnos en la entrega posterior.

Las teogons (origen de los dioses) y las cosmogons (origen del mundo) de los pueblos del tiempo m remoto, encontraron en el mito el instrumento de expresi, de transmisi y preservaci. La mitolog egipcia, de la cultura oriental, busca en Ra – dios del sol el espitu de la vida y el orden. Grecia, de la cultura occidental, ve el origen del mundo y de los dioses en el caos primitivo gobernado por el cielo y la tierra, de cuya descendencia horrenda arrojada al abismo, al salvarse uno, nace Zeus, dios de los dioses y del mundo. Un mito fundacional establece el origen de Roma en Rulo y Remo, dos hermanos amamantados por una loba. El mito judeocristiano coloca el espitu de un dios preexistente movidose en la nada, a partir de la cual creel mundo en siete ds e infundivida al barro para crear al hombre (Ad) del cual extrae la mujer (Eva).

En Amica la cultura azteca (Mico) destruye y regenera una y otra vez el universo mediante el mito de los Soles. El mundo es destruido cuatro veces: por los tigres, por los vientos, por las lluvias de fuego, por el agua. Los mayas (Guatemala especialmente) narran a trav del Popol Vuh (libro de la comunidad) el origen de los pueblos quich y de sus hoes.

En cuatro creaciones uno cuenta co los dioses crean la tierra y la pueblan de animales, en una segunda creaci las figuras humanas de barro hechas por los dioses carecen de pensamiento, por lo que fueron destruidas, luego fueron mucos de madera que, aunque hablaban y tuvieron descendientes, al carecer de sangre se secaron. Finalmente, el ser humano es creado con la sustancia blanca del ma y, dotado de inteligencia, pudo reconocer y alabar a sus dioses y constituirse en el origen paterno de la humanidad.

El mito incico (Per Bolivia, Ecuador en la zona andina especialmente) cuenta co los hermanos Manco Capac (var) y Mama Ocllo (hembra) recibieron de su padre Viracocha (El sol) una barra peque de oro, que donde se hundiera se fundar El Cusco, capital del imperio y centro del mundo.

La riqueza del mito ecuatoriano recoge entre ellos al origen del hombre cari (Hoy provincia de Car) en padre y madre guacamayos. Estvivo a el mito amazico de abundante comunicaci en la cultura Shuar, especialmente de carter sexual, etiolico y divino. Un estudio de tos realizado por el padre Ignacio Rueda (Setenta mitos Shuar) pone de relieve su vigencia y las relaciones de este grupo con la naturaleza y el cosmos.

En nuestra Provincia los mitos, no obstante su abundancia, est siendo lentamente olvidados. Tal parece que la colonizaci espala en esta parte de la Patria arrascon mayor fuerza el imaginario mico aborigen, pero inyectnuevos ingredientes en la creaci de otras tradiciones, donde se mezclan elementos auttonos con los foreos impuestos.

Generalmente la narraci mica de la regi se refiere a orenes de lugares de seres y de cosas que tienen influencia determinante en la vida cotidiana espiritual o fica de la comunidad. Hay mitos sobre pozos y manantiales, montas, rs, imenes sagradas.

Libertad Regalado ha recopilado en la zona sur de la Provincia, hermosas narraciones con caracterticas de mitos. Relatos de encantamientos, transformaciones de seres animados en inanimados y viceversa, fuentes de la juventud eterna, sacrificios humanos en honor a los dioses, predicciones fatales, guardianes de tesoros constituyen solo una muestra de la riqueza mica manabita. En este caso de la zona sur: Jipijapa.

En Manabencontramos una variante del mito a partir del relato sobre el origen fanttico del nombre de sitios o comunidades rurales. Estas verdaderas narraciones toponicas (de toponimia) cuentan, como ya sabemos, el origen del nombre de un lugar determinado. No podemos negar el carter mico del hermosimo relato del sitio La Encantada, entre Pimpiguasy Pueblo Nuevo, que ofrecemos hoy.

La Encantada

Borrachos, transetes aventureros nocturnos del lugar no se escapaban del aparecimiento de la mujer hermosa, vestida de blanco, que, en las noches de luna llena, parec que caminaba, que danzaba, que casi volaba suavemente ante los ojos atitos y maravillados de los noctbulos.

Con ademanes de coqueter, la bella lograba que los encantados hombres la siguieran. Ella, siempre conservando prudente distancia.

Sin que se dieran cuenta los ilusos, la bella aparecida los conduc hasta una peque colina donde a existe un ceibo grande y hermoso. Al llegar allella desaparec introducidose micamente en el tronco. Los impidos borrachos cuentan que la bella no es otra cosa que el espitu de una mujer que por raz alguna deb permanecer encantada en el ceibo. He ahal origen del sitio: La Encantada

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