El valor de las palabras

JOSÉ LUIS SAMPIETRO SAQUICELA

La interpretación sobre la realidad sociopolítica y económica de un país, implica un complejo y profundo análisis en todas las áreas del saber y, por ende, una vasta y envolvente investigación acerca de los factores que implican cambios en la economía social, la aceleración y desaceleración económica provocada por la aplicabilidad de políticas fiscales y estatales sobre los aparatos productivos de la nación.

Esa investigación forja un compromiso entre un editorialista y la sociedad en general, pues es deber cívico y moral de aquel que redacta estas columnas, utilizar de manera sabia y técnica la herramienta de la palabra y la difusión, para denunciar, analizar, proponer ideas, pensamientos, lineamientos y soluciones a las diversas problemáticas sociales que aquejan a cada comunidad, yen este caso en específico a la comunidad esmeraldeña.

No obstante, en esta constante evolución en la que nos involucramos, olvidamos que las palabras no solamente forman criterios y sirven para analizar a un régimen o un modelo social. Las palabras también sirven para alegrar a los lectores y al público en general, cuando las mismas se convierten en poesía y se transmiten además de la cabeza, con el corazón.

Luego de una amplia temporada en el extranjero, en la que busqué la especialización referente a los aspectos que profundizan la aguda crisis que refleja la economía popular, había olvidado el calor y el valor que tienen las palabras para avivar el alma y el espíritu de las personas.

Hace pocos días en mi vuelta a Esmeraldas, escuché a una gran maestra y persona, a la señora Rebeca Nolivos de Sánchez, recitar varios poemas dedicados a la amistad, al amor y a la esperanza, con lo que pude recordar que el deber de un columnista no es solo transmitir realidades, sino también sueños y esperanza, fundamentados en la familia y el amor a Dios como núcleo social, apreciando el hecho de volver a escuchar a aquellas personas que ayudaron a forjar mi espíritu y mis deseos de ver un Esmeraldas mejor.