Fanesca

PATRICIO CÓRDOVA CEPEDA


Aquella expresión que la fanesca se servirían o comerían en el edificio remodelado de la Gobernación de Cotopaxi, resultó otra de las predicciones desacertadas, equivocadas, erradas, por decir lo menos, y no entrar en calificativos que por respeto a la ciudadanía no cabe mencionarlos.
Ni la tradicional fanesca. Ni el delicioso molo con huevo, queso y lechuga. Ni los ricos higos con queso y pan. Nada de nada en la eterna restauración de la Casa de Gobierno Provincial. Para qué hacen anuncios si no tienen la certeza de cumplir con los plazos, peor si a lo mejor no contrataron al arquitecto Cantuña para que coloque la última piedra, que sin duda los latacungueños y cotopaxenses quisiéramos ver para salir del desencanto e indignación. Desde que se inventaron las excusas nadie queda mal, dice un viejo refrán popular. Es preferible, hasta por dignidad, que las autoridades ya no digan nada sobre este tema, que esperen como todos, con ansia y necesidad, que lleguen nuevos y buenos ciudadanos a dirigir los destinos de nuestra desatendida e ignorada Patria Chica, porque como algunos ya están de salida una mancha más al tigre no hace mella y como que nos hemos acostumbrado en estos tiempos a oír cualquier pronunciamiento, ofrecimiento o expresión desatinada.
Si nadie fiscaliza o se interesa por averiguar qué mismo sucede para que la esperada remodelación concluya, si no importa arrendar otro lugar para que se cumplan las actividades con el egreso que aquello significa, si es cosa pasajera asustar a la población con precipitados anuncios de la erupción del volcán, si es superfluo no luchar para que las direcciones zonales estén en Cotopaxi y los directores sean nacidos en esta jurisdicción, si nos da lo mismo callar ante la construcción de un Centro Carcelario, entonces asistimos al desaire y al desprestigio, como parte del conformismo público.