Eructos y soponcios

Con la espada de Damocles pendiendo de un hilo sobre nuestras cabezas, es difícil hablar lo que pensamos (no logran censurarnos ni imbuirnos de pensamientos políticamente correctos sobre el buen vivir y la felicidad revolucionaria).

Algo podremos decir ahora que todo lo referente a la erupción del Cotopaxi está prohibida -hasta al Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional lo callaron, qué podemos decir nosotros.

Nos quedan los eructos y los soponcios. Eructos y soponcios que debemos entenderlos estrictamente como los define el diccionario de la Real Academia Española. Nada más. Eructo, ese proceso de expeler por la boca gases intestinales o jactancia, y soponcio igual a desmayo o una sopa mal hecha.


Se dio el “eructo del volcán” (como lo dijo un candidato porfiado a la Presidencia de la República) tras meses de vigilancia científica y con la velocidad del rayo se dio el eructo de RC. Un decreto estableciendo el estado de emergencia (de sitio, de excepción, da lo mismo en el nuevo hablar) en todo el territorio nacional, yo aclaro del Carchi al Macará y de más allá del islote Wolf en las Islas Galápagos hasta (según mi geografía) Tiputini en la Amazonía frente al Perú, y eso que faltó las tierras extranjeras donde están los migrantes.


Cómo distinguir estos eructos de los producidos por los cuatro pelagatos, los indios alzados que según Osvaldo Hurtado y Febres Cordero (expresidentes de la República) no pasaban de los cien o ciento cincuenta mil en todo el país como un poco después un (historiador) diría que no había más de doscientos mil negros.


Cómo no repetir el soponcio que los adictos al poder crearon contra Manuela Picq, catedrática, cientista social, intelectual de valía y renombre internacionales y con ocho años de residencia en el país y algunos de amoríos con un dirigente indígena (el macho nacional, la hembra, extranjera), varios partes policiales incoherentes, cancelación (posterior a la detención) de su visa y posterior a la noticia y detención. Un verdadero soponcio.

La peor sopa mal hecha para los Records Guinness.
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