Sí es posible

Creo que Kafka fue el profeta de la desolación. Ubicado en la cima de la inteligencia sensible, describió la pesadilla de la vida de los seres comunes y corrientes. Almas perdidas en laberintos ineludibles que asedian castillos flanqueados por la indiferencia y el vacío.


No hay otra vida. La esperanza del “socialismo real” se hizo trizas en los pasadizos de sus profecías. El ser humano, como una sombra en ambos lados, huérfano de estímulos que no sean los que su capacidad individual le permiten crear, encerrado en su ego, de donde no se atreve a salir por miedo a ser vapuleado por la vanidad del resto.


¿En qué se origina este vacío existencial?, ¿cuál es la piedra angular de esta vida? Sin la menor duda pienso que se origina en la sinrazón de la producción. Si la vida es producir, debe tener sentido, como el acto más importante del ser. ¿Qué sentido puede tener inundar el mundo con bagatelas?, ¿producir para la vanidad? De ahí nace la angustia, el vacío que nos convierte en zombis.


Antes, la política servía para soñar nuevos mundos, hoy es un arma mortal para asaltar conciencias, sin resultados positivos para las masas. Sirve para convencer a los rebaños humanos que la esclavitud es su único destino.


Está en crisis la producción y el sentido de la producción. Si no eliminamos este sinsentido y volvemos a producir para vivir, no haremos nunca una revolución.


Lo triste es que si hay alternativas, pero la maquinaria fabulosa del sistema que nos domina las anula entre el atorrante bullicio de su sinrazón.


Otra forma de vida si es posible. Yo soy uno de sus heraldos. Una diminuta luz. Me sostiene la esperanza de un día encontrarme con todos los que así piensan y juntar nuestras antorchas.


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