Nuevo deporte

¡Cuánto tiempo ha demorado la oposición en darse cuenta lo malo que es Correa! Salvo la derecha que inventó la leyenda roja del correísmo, la izquierda, los sectores progresistas, el centro político, los indios, los negros, los montuvios, todos, se dejaron hechizar por esa joven figura que venía de lejanas universidades para acabar con la injusticia social.


Hoy hay una legión de arrepentidos. Odian a Correa. Se reúnen en la academia para demostrar lo obvio, lo que no pudieron ver cuando la magia de su figura les tenía hechizados.


Todos ellos han inventado un nuevo deporte: ¡tumbar a Correa! Es una especie de tiro al blanco, una competencia por demostrar quién tiene el lenguaje más hiriente contra Rafael. ¿Quiere, lector, pruebas? Revise todos los blogs que han proliferado en la red, las revistas digitales, los editoriales, las radios, la prensa. ¡Correa, tirano, déspota, ególatra!


Esta oposición mostrenca no tiene capacidad para comprender que no es Correa el problema, sino su proyecto. Correa quiere, en el marco de una democracia autoritaria y del proceso de consolidación del Estado-nación, cumplir con las exigencias del capitalismo extractivista mundial, depredador e inhumano. A un proyecto de esta naturaleza no se lo derrota tumbando a su cabeza visible, sino proponiendo una alternativa.


Los más avivatos de esta corriente, como José Hernández y los socialistas arrepentidos, se pavonean con los argumentos de la izquierda revolucionaria, quitándole el condumio y la testosterona, dejándole solo en apariencia. Ellos acechan detrás de la protesta social, ellos aspiran a ser campeones de este nuevo deporte llamado ¡tumbar al tirano!


A Correa el pueblo tiene que derrotarlo en las urnas, no tumbarlo. Eso solo le conviene a la derecha.


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