Socavamientos

Con tal palabra, usted puede, normalmente, pensar en algo furtivo, en un desmoronamiento imperceptible mientras dura el proceso y que se revela repentinamente en un enorme hueco en el terreno de su casa o en una carretera (no se confunda con carretero, que era el hombre que se ganaba la vida conduciendo carretas, términos en vigencia hasta el siglo XX y que ahora muchos creen que son prehistóricos) o el asentamiento de un edificio por viejo o mala construcción. Pero también se puede socavar la fe, la confianza y hasta el buen vivir.


Hace unos 70 años, aprendíamos en libros extranjeros, escritos a fines del siglo XIX o principios del XX. Aprendíamos de las cuatro estaciones (que en el Ecuador no existen) o de las cinco razas del hombre: la caucásica o blanca, la negra, la cobriza, la amarilla y alguna otra, creo que era la melanesia. Pasaron pocos años y en la década del 50, así como El Niño pasó de corriente a fenómeno (todavía los aviones eran primitivos y no había satélites espaciales) así también se superó el concepto de razas quedando solo la raza humana y sus grupos étnicos.


Todo tranquilo hasta el pasado domingo 13, en la calle un niño de siete a ocho años le decía al papá que los chinos pertenecen a la raza amarilla. Plop. Resucitó el racismo, la ignorancia y el desconocimiento, ni la red informática ni el gobierno ha logrado cambiar la ignorancia humana.


Aparecen los entes protectores del consumidor, de la calidad y constato -personalmente con este cuerpo que se hará tierra, que por el mismo precio nos dan las tres cuartas partes de lo que era un periódico estable; la cinta de seguridad de alguna marca de cigarrillos desapareció, ahora es más difícil abrir una cajetilla; un desodorante cambia el look pero por el mismo precio la cantidad se reduce en un 10%.


Y, el lenguaje es la víctima escogida para devaluar, o al menos tratar, la comunicación. Con miles de diccionarios en la red informática desde los más altos niveles gubernamentales y promocionales se lo destruye con fervor de evangelista recién convertido, es decir, con fanatismo y hieren nuestros oídos físicos y mentales con “la ciudadanización de las leyes”, “aperturas de caminos” o “contaminación de un barco o bodega” por transporte o almacenamiento de droga. Drogados de poder.

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