Niebla

La realidad política se asemeja a la niebla, porque parecería que estamos momentáneamente atrapados, pese a que hay focos intensos de luz que nos advierten sobre la gravedad de las cosas, en lo económico como en lo político. Por un lado, nos dimos cuenta que el alto precio del petróleo no era eterno y que sin esta coyuntura tambalea todos los días el buen vivir, mientras que por otro lado, resulta que hemos descubierto un camino para paliar la crisis: las alianzas público-privadas, como si eso no existiera desde el siglo pasado. También nos hemos dado cuenta que el diálogo es importante y que la mega estructura burocrática había que optimizarla. En otras palabras, nos dimos cuenta que las recetas que se aplican en todo el mundo son compatibles con la revolución ciudadana. ¡Qué gran descubrimiento! Entonces, ¿dónde radica lo revolucionario de la revolución?


También nos hemos dado cuenta que no es sano para ninguna agrupación política depender de un líder, pues al estar de bajada se lleva consigo todo, incluido su movimiento o partido. En este mismo sentido, hemos también descubierto que las alabanzas y lambisconería hacia el líder por parte de sus seguidores están mejor posicionadas que la actitud crítica y los baños de verdad, debido a la necesidad de resguardar los puestos en tiempos donde la bonanza económica se acabó, sino veamos qué sucede en los centros comerciales y en los negocios de cualquier actividad del país. Los letreros de descuento no son gratuitos.


También nos hemos dado cuenta que el clima de autocensura es más fuerte de lo que creíamos. Nadie quiere decir algo más allá de lo evidente. Hemos comenzado a diseñar una sociedad de secretos a voces y finísimas operaciones de corrillo. Basta con subir a un taxi de cualquier lugar del país para darse cuenta que la luna de miel del Gobierno se acabó hace buen rato y que la gente quiere rectificaciones como el archivo de las enmiendas, sobre todo aquella que podría permitir la reelección indefinida para todos los cargos de elección popular, creando caudillos locales y nacionales… Las redes sociales son el desahogo frente a la autocensura y el bombardeo propagandístico diario.