Tiempo extra

Las elecciones de 2017 son el objetivo de la ‘revolución ciudadana’ y su costo no importa. A las denuncias de corrupción se las contrarresta con juicios a los denunciantes. El dispendio de los últimos años se lo evita esclarecer. La atención pública se desvía con la inauguración de escuelas, pero en medio de una selva casi arrasada, por la minería artesanal y minas a cielo abierto. Los triunfos de la Selección de Fútbol se los exhibe como del Gobierno, porque cualquier sonrisita es un insumo para las sabatinas. Un universo cabe en la conquista del poder infinito y el correísmo eterno.


Mucho maquillaje nunca le cambia el rostro a alguien. Rafael Correa es la verdad suprema, la marca registrada, el catequista sin impostores, el único caudillo irremplazable sin sombra. Un innombrable para muchos, por el miedo o cansancio que irradia. El que se juega por pintar la fachada y colocar en el mercado de pulgas lo último que le queda. Al final, hay que llegar a fin de año hasta que sus enmiendas le aprueben.


La crisis económica, política, laboral y jurídica existe y es implacable, aunque la propaganda oficial intente explicarla como un ataque a los ricos, una simple desaceleración financiera, una leve eliminación del subsidio a la gasolina súper y la incorporación de empresarios para dinamizar la obra pública. La realidad es otra: los retrasos de pagos en el sector público se acumulan, los despidos y el desempleo en las filas del partido de gobierno tienen eco, mientras la alianza público privada suena a buscar nuevo ‘chivo expiatorio’ para no clarificar y extender este año el manejo equivocado y los nexos dudosos con los prestamistas chinos.
Los opositores no quieren riesgos y permanecen en una cueva oscura a sabiendas de que en épocas de vacas flacas los retos son mayores. La oposición no racionaliza aún sobre el reto de construir un sucesor del poder político. Nadie se juega por una mayoría en la Asamblea ni por formular la estrategia que desmonte el aparato estatal correísta. Alguien tendrá que decirlo y hacerlo, aunque ya juguemos un tiempo extra.


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@klebermantillac