Ley del barrio

Ahora resulta que los impulsores del diálogo nacional, la cultura de paz, la mediación y las buenas costumbres arreglan los problemas como en el barrio, a puñete limpio. Parecería entonces que agotada toda posibilidad de encontrar alternativas, la razón de la fuerza se impone a la fuerza de la razón. Y sin embargo nos dicen que no quieren dar mal ejemplo a los niños. Otra vez nos creen ingenuos, como si lo obvio se pudiera ocultar, es decir el desplome de la aceptación y la credibilidad de un Gobierno que no sabe responder con contundencia a la crisis económica que se viene.


Retar a puñetes al contrario no es una cuestión de forma, es una cuestión de fondo. Es bien sabido que quien no tiene razones trata de imponer su voluntad por otros medios y las guerras son el mejor ejemplo. No nos extrañaría que frente a esta situación salgan simpatizantes, fanáticos y defensores de lo indefendible a justificar esta bravata del líder, aduciendo con seguridad que los medios de comunicación privados han sacado de contexto la nota o alguna perorata fuera de tono por parte de los propagandistas, que no salen del libreto del monopolio de la verdad.


El uso de la fuerza, en algunos casos, evidencia desesperación y un desatino desproporcionado para resolver problemas. Y el que acepta el reto de irse a los golpes también cae en el mismo juego de suma cero. Uno tiene que eliminar al otro. No hay espacio para el contrincante bajo esta forma errada de entender la democracia. Por cierto, ni en tiempos del ´loco que ama’ se había escuchado tanta barbaridad junta y con una onda expansiva tan potente.


Ante tantos dislates, la población quiere salir del populismo que esta misma auspició y escuchar las medidas que este Gobierno tomará para ponerle freno a la crisis, por ejemplo: ¿habrá más despidos en el sector público?, ¿continuará la ceguera por aprobar las enmiendas?, ¿cómo el Gobierno sostendrá el libreto de su manejo económico en los años de bonanza petrolera?, ¿la Secretaría del Buen Vivir seguirá auspiciando la felicidad por decreto?, ¿qué mismo hará el oficialismo con el sector de los empresarios?


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