Aumentan enfermos mentales

Cuando se habla de Buen Vivir en la sociedad, quienes administran las instituciones del Estado no pueden bajo ningún concepto ser indiferentes ante el dolor ajeno. Y es que el caso de quienes sufren esquizofrenia y desequilibrios mentales que deambulan por las calles con sus cuerpos semidesnudos, sucios, con olores pestilentes por falta de aseo y que su alimentación la logran sacando de los basureros las sobras que votan los ricos y que gracias a que están inmunizados a las enfermedades no han muerto. A eso se agrega que duermen en los portales de las casas donde realizan sus necesidades fisiológicas por falta de un hogar.


Realmente que avergüenza y causa preocupación porque se pregona mucho en medios de comunicación que habrá una buena atención para los desposeídos, pero eso solo queda en palabras y promesas falsas que entiendo no los dejará dormir tranquilos. Claro está que esto no es un problema del momento, sino que se arrastra por muchos años y muchos de los que comen bien y viven en lujosas casas donde les sobra el alimento, prefieren botarlo porque no sienten el hambre y el dolor ajeno, cuando sería sencillo colocar el sobrante en tarrinas y entregárselas a muchos de los que pasan frente a sus casas, así como también ropa usada que a ellos sí les sirve.


Si hubiera intenciones sanas hace rato la Municipalidad debió haber fijado un terreno y con la ayuda de las empresas estatales que entregan migajas de las millonarias sumas de dinero que les ingresa, bien pudieron haber hecho una casa para estos desamparados y colocar en los presupuestos una subvención para su atención que incluya alimentación, medicina y vestimenta. Pero esto ni siquiera ha sucedido y es que la indolencia se hace carne y la forma materialista de llevar la vida los vuelve mezquinos y los que sufren siguen arrastrando sus necesidades y penurias bajo la intemperie de la naturaleza.


Cuando se promocionan concursos de bellezas, reinados nacionales y provinciales, cantonales, parroquiales y otros, los periodistas antes de elegir a las favorecidas con el voto para optar estas dignidades las entrevistan y usted conciudadano puede leer, ver y oír los ofrecimientos que todas hacen, que se preocuparán por los niños, ancianos y desposeídos, los que tienen discapacidades y esto solo queda en falsos ofrecimientos que salen de los labios de manera insincera pero no del corazón y del alma, toda vez que se acuerdan solo en la Navidad o Año Nuevo brindándoles una comida, funditas de dulces y pequeños actos que, según los ofertantes, creen llenar con eso sus promesas.