Conocer y vivir

Observe la diferencia: Conozco Las Palmas, y vivo en Las Palmas. Se conoce muchas cosas, muchísimas, pero las vivencias son no pocas pero sí más reducidas. Puede conocer o saber infinidad de cosas incluyendo átomos, pirámides de Egipto o de Mesoamérica hasta la Luna, desde los microbios hasta las nebulosas. Sino es como turista, usted nunca vivirá las pirámides o la Gran Muralla China.


Sin embargo, los que tenemos que hacer fila en la gasolinera o el supermercado, para pagar la luz o el agua y tenemos que acudir sin guardaespaldas, a pie y no en caravana matriculada con luces y sirenas, especialmente al médico del Seguro Social, eso ya es otra cosa y me tocó vivir la otra cara de la realidad ya no la propaganda televisada sea en publicidad neta sea en discursos que quieren que aceptemos como los cristianos aceptan los evangelios. Ahí, se siente, en carne propia, el llanto y crujir de dientes que a veces vemos a los jubilados o cualquier triste viejo en televisión.


Con el buen vivir, estamos deshumanizándonos, un proceso que en 2006 me tomó 30 minutos, hoy corriendo el noveno año de RC al tercer intento en días distintos me tomó tres horas. Un turno de consulta que me tomó, en 2006, dos o tres días, ahora (consciente y con cierta amabilidad a pesar de los grilletes y la mordaza de los médicos) he recibido citas para después de 45 y 60 días. Qué me queda sino agradecer a los ministerios de talento, del buen vivir, de la elicidad y a la administración de una vampiresca tecnocracia de 4G caminando a la quinta.


Lo estoy viviendo, mejor dicho sufriendo. Me refugio en el saber, en el conocer, más lejanos. En Turquía, el gobierno habla de terrorismo cuando una bomba mata a más de 90 transeúntes, en nuestra bella tierra, ejecutivo y justicia condenan como terrorista a los que rompieron una puerta de vidrio y a otros que aplaudieron el hecho.

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