Consultas tramposas

Esmeraldas no puede, bajo ningún concepto, aceptar la consulta que se promueve por pedido del Presidente de la República a la Corte Constitucional, respecto a la decisión que deben tomar los pobladores de Las Golondrinas y La Sexta-Simón Bolívar, tierras que pretenden las provincias de Imbabura y Pichincha, respectivamente. Y es que debemos aprender la lección de lo que sucedió con La Concordia, que solo al recordar lo sucedido nos llenamos de indignación y repudio que todavía bulle en nuestro pensamiento.


No podemos ser tan ingenuos en que nos lleven como borregos a decidir la pertenencia de territorios que el Ecuador sabe y más que nada los pretendientes, de que eso no les corresponde porque esas tierras han sido por historia y por muchas razones territorios esmeraldeños. Los que vivimos en la provincia verde nos preguntamos ¿para qué existen las leyes o es que éstas actúan bajo influencias de quienes son poseedores del poder cuando tenemos documentos que justifican la defensa de lo nuestro?


Yo no creo en cantos de sirena de quienes conforman el Consejo Nacional Electoral, de que habrá un censo ajustado a un estricto control. Si nuestras autoridades ceden a las ponencias que todos sabemos es un trabajo que lo vienen realizando con mucha antelación, no sería extraño que al ir a las urnas recibamos una puñalada por la espalda y luego se dirá que todo ha sido correcto y sin problemas.


¿Por qué no se convoca al pueblo esmeraldeño a una marcha cívica por las calles de la ciudad para protestar contra esta improcedente tomadura de pelo y ahora sí comprobar si quienes han hecho declaraciones por los medios de comunicación colectiva presentan la cara en un verdadero acto de civismo y así conocernos mejor y evitar sufrir el despojo territorial sin importar la posición política de las personas que son libres de ejercer sus creencias e ideologías?


Mañana no nos extrañaría, y lo comentábamos con algunos amigos, que se les antoje a otras provincias, y esto lo digo en forma irónica, pedir, por poner un ejemplo, a quién quiere pertenecer Atacames y no piensen que esto lo digo solo por inspiración, sino que lo hago porque no sería extraño que la osadía y desparpajo de muchos llegue a esos límites.

Sería falta de conciencia y de civismo de los que habitan en estos territorios, que saben que las obras han sido hechas por las instituciones esmeraldeñas y que allí han procreado sus vástagos, que han laborado su tierra, que han educado a sus hijos y sobre eso podemos recibir como pago la traición y que nos den la espalda.