Estado de intolerancia

La tolerancia es una actitud y una virtud que permite el respeto a las ideas, creencias, opiniones, prácticas o actitudes de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Es una palabra que guarda relación con el verbo soportar, pues muestra niveles de convivencia y entendimiento que las personas y pueblos deben practicar cotidianamente frente a todo aquello que aunque no concuerde con una visión determinada debe ser necesariamente respetada.


Desde hace varios quinquenios el mundo vive una ola expansiva de intolerancia que ha sido generada por un prurito compulsivo de preterir o manipular los Derechos Humanos, la democracia y la autonomía de los pueblos a cambio de dotarle de primacía a los intereses económicos, a la imposición de criterios políticos, económicos y sociales y a la falta de eficiencia de muchos organismos internacionales que no han reaccionado oportunamente ante tantas limpiezas étnicas, guerras fratricidas, conflictos diversos, guerras civiles, desniveles económicos, corrupción estructural galopante e intereses económicos insaciables de ciertos países que deslegitiman a otros.


Resulta increíble, aunque dolorosamente cierto, que el uso de la fuerza y la violencia se haya convertido en aquel lenguaje cotidiano que ha hecho que la humanidad pierda el respeto por la vida y la paz, caso contrario, no sería posible comprender tanta pasividad de la comunidad internacional frente a tantas masacres perpetradas en varios países de todos los continentes.


Es hora de hacer progresos no solamente en la cantidad de vida sino en la calidad de la vida donde dejemos el despilfarro y busquemos una verdadera comunidad donde primen los derechos, el diálogo sensato y constructivo, el reconocimiento del otro y la valoración de lo diverso revestida de tolerancia real y desinteresada.


Siguiendo a Marco Aurelio, “muchas veces comete injusticia el que no hace nada, no solo el que hace algo” y para ello la comunidad internacional debe buscar la verdad entre todas las posiciones para luego dejarnos configurar por ella. Solo despojarnos de tantos intereses soterrados nos brindará la paz.


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